martes, 29 de julio de 2014

COLUMNA

Muerte de El Principito

Apolinar Castrejón Marino


Hoy nos vamos a referir a la misteriosa muerte de un aviador francés, durante la segunda guerra mundial. Se sabe con certeza que el 31 de Julio de 1944 despegó de una base aérea en Córcega, y nunca se le volvió a ver.


Su pérdida causó gran consternación entre las fuerzas armadas, y como era un gran piloto, y muy estimado se dieron a la tarea de localizar su avión que había sido derribado, y su cadáver.
Se sabe que el piloto enemigo que derribó su avión era accionado a la lectura y admiraba mucho a un escritor llamado Antoine de Saint-Exupéri, por cierto, autor de “El Principito”, “La Ciudadela” y “Escritos de Guerra”. Lo extraordinario del caso fue que cuando el piloto alemán de nombre Horst Rippert se enteró que había derribado el avión Lockheed P-38 "Lightning" y que era pilotado por Exupéry, se llenó de pesar.
Lleno de pena comentó: “De niño, de adolescente, mi vida giraba en torno a los héroes de las novelas de Karl May y de Saint-Exupéry. En nuestra niñez, en la escuela, todos habíamos leído y adorábamos sus libros. Sabía admirablemente describir el cielo y los sentimientos de los pilotos”.
“Me enteré unos días después que había derribado a Saint-Exupéry. Me quedé horrorizado. Su obra produjo la vocación de volar en muchos de nosotros. Yo amaba sus personajes. Si lo hubiera sabido jamás habría disparado contra él. Tiré contra un avión enemigo". 
Era un cielo azul de verano. Saint-Exupéry disfrutaba la soledad de los cielos con su avión a baja altura, por un momento se olvidó que estaba en una mision de guerra y que el enemigo podía aparecer en cualquier momento. Pasaba por momentos de gran depresión y melancolía. 
Ya le habían prohibido volar en la fuerza aérea francesa porque tenía 44 años y hacía ya tiempo que había superado la edad límite de los pilotos militares. Además su gruesa figura apenas entraba en la estrecha cabina de su avión. Una fractura de vértebra, le causaba profundo dolor, pero insistía en colaborar con la aviación aliada.
Fue asignado al grupo de reconocimiento 2/33 de comandancia norteamericana. Lo habían autorizado a cinco vuelos y ya llevaba realizados ocho. Aquella noche Saint-Exupéry volvió tarde de cenar y durmió poco. A las 8:45 partió desde el aeródromo de Bastia, en Córcega, para una misión de reconocimiento. Debía volar sobre los Alpes franceses y llegar hasta Grenoble.
Su regreso, estaba previsto para las 12:35, pero no regresó. A las pocas horas el escritor piloto fue declarado como por desaparecido, "presumiblemente derribado". Al ser divulgada la noticia, los pilotos alemanes que tenían asignada esa zona inmediatamente sospecharon que uno de ellos había derribado a Saint-Exupéry.
Pero la intensa actividad bélica del desembarco aliado en Provenza y la imposibilidad de saber a dónde cayó el avión, crearon un oscuro manto de misterio sobre el asunto. Con los años, muchas conjeturas se tejerían sobre su desaparición: un infarto en vuelo, problemas con la máscara de oxígeno, incluso se habló de suicidio. Y hasta se llegó a especular con un choque entre aviones.
La obra más conocida de este singular personaje de la literatura es “El Principito”, aunque también escribió Notas de la Juventud, Cartas a su madre, Cartas a lo desconocido, y Manon, la bailarina. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por leer La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, Realice su comentario.