miércoles, 29 de octubre de 2014

ARTICULO


Hurgar en la basura 

Esteban Mendoza Ramos


Se ha vuelto una costumbre en Guerrero buscar en los basureros las soluciones a los graves problemas existentes. En el basurero de Cocula tenemos al procurador. general de la República, Jesús Murillo Karam, con todo su equipo especializado intentando ganar tiempo antes de tener que aceptar públicamente el “ destino” de los 43 normalistas.  
Lo mismo hicieron para encontrar al sustituto de Angel Heladio Aguirre Rivero. Le dieron dos o tres vueltas al gigantesco basurero formado por todos los políticos del estado y tras no encontrar otra cosa mejor, tomaron a Rogelio Ortega, le dieron una sacudidita y lo ungieron como gobernador. 

Esta crisis pone ante nuestros ojos de manera descarnada la mediocridad y la degradación de la política en Guerrero, a partir de que asumieron el poder “las izquierdas”. Y esto explica con claridad los orígenes de toda esta desgracia que se abate sobre la sociedad guerrerense. Políticos corruptos, mafiosos, ignorantes e incapaces, no podrían dar resultados distintos. 
Sin bien la descomposición política en la entidad tiene ya varios años y fue iniciada por gobiernos priistas, desde Rubén Figueroa Alcocer, pasando por el interinato de Angel Aguirre y culminando con el periodo de René Juárez, los perredistas han destruido al estado en tan sólo tres años, porque afortunadamente Carlos Zeferino Torreblanca Galindo no les permitió meter las manos en su gobierno. Los tenía bien clasificados: dinereros e inútiles. ¡Cuánta razón tenías Zefe! 
Las cosas no mejorarán con Salvador Rogelio Ortega Martínez al frente del ejecutivo estatal. Forma parte de otra casta de simuladores y faltos de responsabilidad, como son todos esos pillos con cuestionables títulos de doctores que han sumido a la Universidad Autónoma de Guerrero en un estado de ineficiencia terminal de sus egresados, que es como verdaderamente se mide la calidad de una institución educativa y no con miles de pesos invertidos en la promoción personal del rector.
Salvador Rogelio Ortega Martínez no debió aceptar el cargo de gobernador sustituto. En un acto de amor a Guerrero y consciente de sus serias limitaciones profesionales y personales, debió declinar la propuesta. Ya lo estamos viendo. No ha podido hilvanar un discurso coherente, ni fijar líneas generales de su volátil gobierno, porque la situación es delicada y requiere acciones excepcionales, pero Ortega Martínez no es el hombre excepcional para implementarlas.
 Con mucho esfuerzo lograron inventarle un currículum decoroso, porque es otro integrante del grupo de doctores “patito” de la Complutense de Madrid. Si no ha podido ser rector de la UAG, a pesar de haberlo intentado dos veces, pues mucho menos podrá sacar adelante a nuestro estado, sobre todo en el terrible escenario que se avecina. Otro error grave de las fuerzas políticas que intervinieron en su designación. Miopes, ciegos y tuertos.
Sólo un pequeño relato acerca del comportamiento de Ortega Martínez como aspirante a rector. Contendió contra Arturo Contreras en el año del 2005, proceso de la cual salió derrotado y como reacción inmediata se dedicó a beber durante semanas, para luego huir a España con cualquier pretexto, que para eso se pintan solos los políticos universitarios. Aquí dejó embarcados a los miembros del grupo que lo apoyo en su aventura. Cuando le llamaron para que respondiera por los adeudos que la campaña había dejado, sólo respondió: “paguen ustedes, porque ustedes lo pidieron”.
Ese grupo de universitarios se presentará al despacho del flamante gobernador, con la esperanza de que con el dinero que manejará. ahora si cumpla sus compromisos. ¡Mal inicio! ¡Mal inicio!

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