lunes, 8 de agosto de 2016

COLUMNA

Cosmos

Héctor Contreras Organista


EVOCANDO A”MALÁN!
Mario, Nelson y Ulises, tres de los hijos de “Malán”, es decir de don Mario Rodríguez Méndez estuvieron hace 9 años en el programa de XEUAG (Radio Universidad Autónoma de Guerrero) “Recuerdos y Actualidades”.
Fue el sábado 26 de mayo de 2007, a las 10 de la mañana. Su grata presencia sirvió para recordar a su señor padre quien fue todo un personaje de la bohemia y de la amistad chilpancingueña y que ese día precisamente cumplía 85 años de haber venido almundo, habiendo nacido el 29 de mayo de 1922.
Extrañando a otro de los hijos de “Malán”, Carlos César Rodríguez Bello, quien se encontraba en el DF,  contamos con la presencia en cabina de “El genio de la guitarra”, el maestro Fernando Méndez Salgado y dos de los nietos de “Malán”, habiendo dejado sorprendido al auditorio con una voz extraordinaria la preciosa Miriam Joana y visitándonos también su primo Nelson, quien estudiaba en eseentonces Ciencias de la Comunicación, en el puerto de Acapulco.

Se trataba de recordar a don Mario, quien hace muchos años fue funcionario del sistema de agua potable en Chilpancingo. Desde su empleo abarcó importantes círculos de la amistad que supo cultivar y dejar como grata herencia a sus hijos, habiendo tenido como compañera a una mujer hermosa, trabajadora y ejemplar como lo fue la muy respetable señora Ondina Bello quien supo ser la compañera perfecta de un bohemio de corazón, porque don Mario jamás tuvo límites para saber ser amigo. Gran amigo.
En una publicación editada hace años, intitulada “Alegría del Recuerdo” donde se conoce un poco más la obra poética y anecdótica de “Malán”, el admiradísimo Juan Pablo Leyva y Córdoba escribió de él, de su vida, de sus andares: “Si tuviera que definir a Mario Rodríguez Méndez, no encontraría otra fórmula, a mi juicio, que llamarlo El Bohemio Amigo”.
Juan Pablo, continúa: “En efecto, la bohemia y la amistad eran las características cardinales de este hombre admirable, que lo mismo se entregaba, sin reservas, a personas de su afecto, que a las recién conocidas. Tenía el don bendito de hacer amigos, lo que para él significaba salir de sí mismo y apreciar lo que de noble y positivo se encuentra en los otros.
“Un proverbio chino afirma que quien tiene el corazón y las manos vacías, no tiene amigos, y Malán tenía el corazón rebosante de bondad y las manos teñidas de la ternura musical y poética. Por lo demás, Mario sabía perfectamente que el único camino para tener un amigo, es ser un amigo, y ese noble propósito no lo abandonó nunca”.
Hasta ahí un fragmento de Juan Pablo Leyva y Córdoba sobre la personalidad generosa de un hombre bueno como fue don Mario Rodríguez Méndez quien dejó una gran responsabilidad a sus hijos sobre el renglón de la amistad, y ellos, todos, cada uno y cada cual en su familia y en su quehacer profesional o en su papel que les ha tocado jugar en la vida, no le han fallado, como no le han fallado en su forma de ser respetuosa y noble a su señora Madre, doña Ondina, quien cosechó, al andar del tiempo, lo que sembró en un hogar donde ella y él, su esposo, compañero, novio y amigo, sembraron: Amor. 
Lo recordamos con mucho afecto porque, aunque fueron pocas o muy contadas las convivencias que con él tuvimos, fueron más que suficientes ganarnos con afecto al gran “Malán”, alegre y feliz, pulsando la guitarra y cantando con esa su voz ronca con la que acariciaba las ofrendas musicales para las muchachas y con la que deleitaba a sus muchos amigos con los corridos que extrajo de la esmeralda sierra de Guerrero, particularmente de esos bellos lugares de Ixtemalco, Coapango o Amojileca donde su voz, sin duda, viaja entre los pinares como pregón o cántico de ave o como sonar de viento tempranero y que sus hijos guardan como el más preciado tesoro de su señor padre.

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