miércoles, 10 de agosto de 2016

POLICRÓNICA

   Soberbia…De continuar gobernando con soberbia, el presidente municipal de Tixtla por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), Hosseín Nabor Guillén, habrá de hundir el municipio, lleva dos “megayerros” políticos consecutivos, que tendrán consecuencias en contra del pueblo tixtleco.


Ante su sobrada soberbia y falta de humildad, y lo más importante en un político, oficio para tratar todo tipo de adversidades,  ya provocó un pronunciado desaire del gobernador del estado, no al presidente municipal del Partido de la Revolución Democrática (PRD), sino al heroico y sufrido pueblo de Tixtla, tierra del consumador de la independencia de México, general Vicente Ramón  Guerrero Saldaña en su 234 aniversario de su natalicio. No pasó su primera prueba de fuego y de continuar con esa postura beligerante del presidente municipal de Tixtla, el perredista,  Hosseín Nabor Guillén, no solo habrá de quedar solo en sus intenciones de gobernar y contribuir en el progreso y desarrollo del municipio, sino recibirá el castigo político del gobernador de Guerrero en turno con militancia en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Héctor Antonio Astudillo Flores, quien ya le contabiliza dos megayerros, porque en política, las formas son fondo y es lo que no ha entendido el salvaje alcalde por el Partido de la Revolución Democrática (PRD). El primer yerro cometido por el ignorante político de Hosseín Nabor Guillén fue haber manipulado y desinformado al Cabildo del Ayuntamiento de Tixtla, para que aprobara el pasado 22 de julio y publicitado en la prensa el 25 de julio del acuerdo tomado por unanimidad de la cancelación del relleno sanitario de la comunidad de Matlalapa, municipio de Tixtla, en donde el gobierno del estado y la federación, ya habían invertido 7 millones de pesos para la primera celda que estaba a punto de iniciar sus operaciones a fin de resolver el problema de la basura de Chilpancingo. Lamentablemente la soberbia del político arrabalero, no dimensionó las consecuencias que habrá de tener en lo futuro,  y por supuesto no tuvieron que  pasar no más de 15 días, para que el tal Hosseín Nabor Guillén cometiera otra estupidez política como presidente municipal, ahora directamente contra el gobernador del estado, el priista  Héctor Antonio Astudillo Flores, no haber ofrecido ayer 9 de agosto las condiciones políticas y sociales para que también estuvieran funcionarios federales y estatales en las actividades cívicas del 234 aniversario del natalicio del consumador de la independencia de México, el tixtleco, general Vicente Ramón Guerrero Saldaña. El presidente municipal perdió la oportunidad de su vida política de demostrar que tiene nivel y oficio, pero fue arrastrado por su soberbia, se redujo a un político silvestre, al no haber generado contribuido que el gobierno del estado con todo su aparato participara en la fiesta cívica más importante de Tixtla del 9 de agosto del 2016, y se vistiera de gala. Como todo un aprendiz contribuyó para que por segundo año consecutivo no hubiera presencia del gobernador  en una ceremonia importante para la historia de Tixtla y del país. Así que ayer el inútil Hosseín Nabor Guillén se quedó  como novio de rancho, vestido y alborotado con su pichurriento evento  “cívico”. No aprende la lección, pues el pasado 8 de agosto, extraoficialmente nuestro equipo de investigaciones especiales conoció que desde muy temprano había ido hasta las instalaciones de la escuela normal rural “Raúl Isidro Burgos” a negociar con los estudiantes y padres de familia de los 43, para que se desistieran del boicot a la ceremonia y permitieran la presencia del mandatario estatal e invitados especiales a la ceremonia y desfile cívico militar. Pero el imbécil desinformado, no tomó en cuenta que ya era un acuerdo de la Asamblea Nacional Popular, impedir los festejos conmemorativos al general consumador de la independencia, y continuar en la lucha de exigencia por la presentación de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa. Eso habla de que el alcalde perredista no conoce la agenda de esos grupos sociales, mucho menos entiende y comprende su lucha, por ello lo mandaron al diablo, porque Nabor Guillén, es una persona informal y cree falsamente que todo mundo le habrá de creer lo que dice y ofrece, como lo habría dicho en su toma de posesión y lo reiteró ayer en entrevista con los medios de que está a favor de la lucha de los padres normalistas desaparecidos hace más de 23 meses en la noche y madrugada del 26 y 27 de septiembre del 2014 en Iguala de la Independencia, en la que masacraron a seis personas, entre ellos tres normalistas y la desaparición de los  43, y de estos al menos 14 son del municipio de Tixtla. Manifestar que está a favor de la lucha, lo dice más a la fuerza, que por convicción de izquierda. Ese día del 8 por la mañana regresó a su oficina del palacio municipal, en el edificio precisamente en donde vivió el prócer  Guerrero Saldaña, hace 234 años, como perro con la cola entre las patas, porque le dieron unos puntapiés en su hediendo trasero, y que no anduviera de oficioso, cuando ya era un acuerdo de la Asamblea Nacional Popular de que habría bloqueo de la carretera federal para impedir la entrada de militares, policías y políticos a la ceremonia del 234 aniversario  del natalicio del consumador de la Independencia general Vicente Ramón Guerrero Saldaña. Sin embargo intentó y fracasó, porque no es serio en sus tratos, mucho menos tenga solvencia moral para que le creyeran y si la tuviera, seguro estamos que lo hubiera logrado y hubiese garantizado la estancia del gobernador del estado, Astudillo Flores y sus invitados, sin problemas con los normalistas, padres de familia y diversas organizaciones sociales, quienes finalmente realizaron su propio acto y desfile, que no estuvo mal, pero si el que quedó muy mal, es el alcalde, porque ya comenzó a sentir el rigor del desprecio oficial. También quedó de manifiesto que el perredista Hosseín Nabor Guillén, no es institucional, no sabe llevar la investidura que le dio en las urnas el pueblo de Tixtla, sigue creyendo que es parte de una tribu del PRD, por eso se conduce como un pandillero de la política arrabalera. Cada año y de manera ininterrumpida hasta el 2014, se llevaba una ceremonia, con la presencia de un representante del gobierno federal, y luego presidían el desfile cívico-militar que se llevaba a cabo con la presencia de los gobernadores en turno, funcionarios de los tres niveles de gobierno, alcaldes de todos los partidos, diputados federales, locales y senadores de la república. En ese desfile participaban las fuerzas armadas del Ejército Mexicano, Policía Estatal, Policía Montada, además de las danzas típicas de la Región. Los últimos dos años, los estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, Padres de los 43, y organizaciones sociales, no han permitido el desarrollo de este desfile donde políticos y gobiernos en turno, recordaban y adaptaban discursos referentes a sus administraciones. En esta ocasión, la consigna fue, no permitir el ingreso de funcionarios del Gobierno del Estado de Guerrero al desfile, donde estaba contemplada la presencia del gobernador, Héctor Antonio Astudillo Flores, que minutos previos canceló su asistencia y llevó a cabo un acto paralelo en la Residencia Oficial “Casa Guerrero”. Alrededor de las 10:00 horas, los padres de los 43 y normalistas, iniciaron un desfile encabezado por una “tortuga” que representa a la institución, con la participación de la Policía Comunitaria de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias y la Coordinadora Estatal de los Trabajadores de la Educación en Guerrero (CETEG). Durante la marcha, los padres a través del altavoz recriminaron a la población no haber actuado a tiempo ni por los 14 estudiantes desaparecidos que son originarios del municipio de Tixtla. A su arribo al templete instalado en el centro de Tixtla, colgaron de la mesa del presídium una lona, con las leyendas “Fue el Estado” y “Nos Faltan 43”, en presencia de presidentes municipales y funcionarios del orden local. En la mesa estuvieron presentes los alcaldes de Tixtla, Hosseín Nabor Guillén; de Quechultenango, Alberto Rodríguez Jiménez; de Juan R. Escudero, Leonel Leyva Muñoz, y de Leonardo Bravo, Alfredo Alarcón Rodríguez, y como única representante del Gobierno del Estado, la directora de Fortalecimiento Municipal, Gisela Ortega Moreno, quien al arribo de la protesta se retiró del lugar. Revisando las diversas tomas de las fotografías, no estaba presente en ese evento, solo hacia el bulto,  su mente y pensamiento estaba en otro lado, se le veía muy preocupado, porque miraba por todos lados como todo un idiota y al parecer no carburaba todavía de que había cometido el peor de sus errores como presidente municipal de Tixtla, tierra del consumador de la independencia a quien le dio una afrenta al no conmemorarse con dignidad y como se lo merece el caudillo. Por lo tanto no había superado la primera prueba de fuego, hacer un evento de calidad y calidez. Estaba prácticamente de compromiso en el presídium, porque ahí estaban algunos de sus homólogos alcaldes de izquierda y algún despistado priista-pevemista, como el de Tecpan de Galeana, Leopoldo Soberanis, pero no se le vía que estuviera a gusto con lo que estaban haciendo los diversos grupos sociales que organizaron su propio desfile digámoslo así “popular”. Con este par de megayerros, como presidente municipal de Tixtla, Hosseín Nabor Guillén habrá de recibir castigos de parte del gobierno y del gobernador del estado, no habrá recursos, ni obras extraordinarias, por su inutilidad manifiesta. Además estos castigos no serán para la persona del alcalde, sino para todo el pueblo de Tixtla que necesita del apoyo y solidaridad del gobierno del estado, pues carece de muchas cosas, como es la obra social, que han sido aplazados por culpa de los gobiernos municipales encabezados por el PRD, el pasado reciente lo presidió Gustavo Alfredo Alcaraz Abarca quien saqueó las arcas con deudas millonarias y hacia ese punto se dirige el actual Nabor Guillén, porque llegó hambriento de hacer dinero, porque cree que se sacó la lotería en las elecciones extraordinarias del mes de noviembre pasado y que comenzó a desgobernar Tixtla a partir del 28 de enero del 2016. Si sabe contar Nabor Guillén, debe entender que no habrá de tener las atenciones del gobierno de Guerrero, como al resto de sus compañeros presidentes municipales, porque desde que llegó al cargo, se ha pulido para hacer quedar mal al gobierno del estado, primero por intereses políticos y partidistas, con la cancelación del relleno sanitario y ahora con el evento cívico para conmemorar la general Vicente Ramón Guerrero Saldaña. Los castigos del rencoroso, vengativo y chismoso gobernador priista, Héctor Antonio Astudillo Flores estarán a la orden día y el alcalde del sol azteca habrá de pagar sus osadías con creces. Pero lo malo, es que no afectará solamente en lo personal, sino en beneficio de la colectividad de los habitantes de Tixtla, por tener un alcalde soberbio, que no conoce la dignidad, mucho menos la humildad. En política, insistimos, las formas son fondos, y Hossein Nabor Guillén, no las ha guardado, por el contrario, todo lo ha echado en saco roto y ahora tendrá que pagar el costo político....Tragedia... En lo que va de los Juegos Olímpicos de Río 2016, es la primera tragedia que se registra, esto se vivió durante la jornada de levantamiento de pesas y no fue precisamente en la sede sino en Tailandia. El tailandés Sinphet Kruaithong entró a escena en la categoría de los 56 kilogramos para pelear por una medalla. Al final se colgó el bronce, situación que, por increíble que parezca, resultó mortal. Su abuela, de 84 años, lo veía por televisión pero fue tanta su emoción de ver a su nieto subir al podio, que se descompensó y perdió la vida ante la mirada atónita de familiares y amigos que la acompañaban. El deceso de la mujer de la tercera edad, de nombre Subin Kruaithong, fue reportado por varios medios en Tailandia y ya causó impacto en la justa olímpica que se desarrolla en tierras brasileñas. Lamentable, pero cierto, ocurrió esta tragedia, en la que nadie pronostica estos hechos colaterales a la emoción de los Juegos Olimpicos. Hasta de emoción se mueren las personas, como sucedió con esta mujer tailandesa.

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