miércoles, 10 de agosto de 2016

PRIMERA PLANA



Las autoridades de la delegación de la SEDATU, no descartan que nuevamente pudieran ser reubicados los damnificados del 2013 de “El Mirador”, porque hay casas prácticamente inhabitables. (Foto: API).

En riesgo damnificados 2013;
podrían ser reubicados:Sedatu 

Jonathan Cuevas.--Más de 300 familias que habitan en el fraccionamiento “Nuevo Mirador”, de Chilpancingo, podrían volver a vivir el drama de quedarse sin hogar y esperar a ser reubicados por las autoridades municipales y federales. Esto, ante los daños que ha sufrido el terreno donde se ubican actualmente tras la construcción de más de 500 viviendas.
El delegado en Guerrero de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), José Manuel Armenta Tello aceptó que al momento no existe algún estudio o dictamen que garantice que la zona donde se levantó el fraccionamiento es segura; por el contrario, cada vez se detectan más daños a las estructuras de las viviendas donde ya un condominio es prácticamente inhabitable.
EL MIRADOR

El fraccionamiento fue construido tras la tormenta “Manuel” y el huracán “Ingrid” que dejaron más de 5 mil personas damnificadas en la capital guerrerense, los días 14, 15 y 16 de septiembre del 2013.
Las familias damnificadas de aquel entonces fueron alojadas en refugios temporales que finalmente quedaron viviendo más de un año en las instalaciones deportivas del CREA.
Finalmente, a partir del mes de diciembre del año 2014 fueron entregadas las primeras casas y, desde entonces las familias damnificadas siguen llegando a habitar sus nuevos hogares; débiles en infraestructura y sin servicios.
La falta de servicios públicos ha sido una constante para las familias que de por sí, fueron enviados fuera de la mancha urbana de la ciudad de Chilpancingo. Ahora, la inseguridad también rodea esta zona, sin que las autoridades intervengan al respecto.
El fraccionamiento consta de 10 manzanas de las cuales una, la 2B ha sido declarada inhabitable y, muestra serios daños en su infraestructura con el riesgo de colapsar. 
Cada edificio está acondicionado en espacios bastante reducidos, para 3 o 4 familias. Hay edificaciones ensambladas de tres pisos creadas por la empresa “Casaflex”, y otras de cuatro departamentos construidas por otra concesionaria denominada “MASA Constructora”. Las de la primera empresa son a simple vista, más débiles y muestran mayores daños en su estructura.
A simple vista se pueden observar los “remiendos” (como dicen los propios damnificados), que las empresas han hecho a las casas. Y es que han sido resanadas cientos de fisuras o grietas que han surgido en los pisos, paredes y techos de las viviendas.
Pero más allá de la pésimas calidad de las casas, las familias que hoy habitan la el fraccionamiento han tenido que “capear” el agua de la lluvia o comprar el líquido para llenar sus tinacos por ochenta pesos, ante la falta de este servicio. Para iluminar sus hogares por l noche, usan veladoras como en tiempos antiguos.
El drenaje parece ser el servicio que sí les llegó en tiempo y forma pero, alcantarillas al aire libre muestran también una deficiencia en este servicio, agregando como detalle que resultan ser un peligroso foco de infección.
Los niños entre las 12:00 del día y 5:00 de la tarde se observan acarreando cubetas llenas de agua desde la primera manzana donde hay un estanque, hasta las otras nueve, cuesta arriba bajo los intensos rayos del sol.
Algunas amas de casa como “doña Gaby”, ante la escasez del vital líquido, han aprovechado la temporada de lluvias haciendo dos pequeñas zanjas al pie de su domicilio donde desembocan dos tubos de PVC que vienen desde el techo y sirven para el escurrimiento de agua.
Con botellas de plástico, doña Gaby y su familia recogen el líquido y lo van vaciando a su Rotoplás hasta llenarlo. Para eso, tienen que juntar entre mil 100 o 2 mil 500 litros de agua. Si compran a una pipa, llenar su cilindro les cuesta 80 pesos y, dura apenas para una semana.   
A la fecha (09 de agosto del 2016), solo 6 manzanas tienen luz eléctrica pero ninguna de las 10, cuenta con el servicio de agua potable. 
Incluso de este se ha hecho un negocio ya que algunas personas que sí tienen luz al jalarla desde las primeras manzanas, venden en 10 pesos las recargas de celular o, actividades como hornear o licuar algún alimento.
Otro de los problemas de este fraccionamiento es que, debido a la lejanía con la ciudad, no llegan las fuerzas de seguridad hasta allá. Tan solo en los últimos 3 meses los vecinos han contabilizado cerca de 30 robos o asalto. Además, afirman que una persona armada asecha las casas casi al caer la noche e incluso que “una vez intentó agarrar a una niña”.
SIN OPCIÓN
La señora Higarami, de apenas 26 años de edad, llegó a vivir a “El Mirador” en noviembre del 2015; es una de las primeras que habitó la última manzana y ha tenido ya que lidiar con un grupo de invasores.
Su vivienda no cuenta con luz eléctrica y, como todo el fraccionamiento, tampoco con el servicio de agua. Tiene un refrigerador donde por la falta de electricidad no puede conservar sus alimentos, por tanto, tiene que ir casi diario al mercado de Chilpancingo que queda del lado norte de la ciudad y por tanto. El Mirador está al sur, aún fuera de la mancha urbana y más lejos incluso que la comunidad de Petaquillas.
Al surtirse no puede comprar más allá de lo que le va a durar ese mismo día o por mucho hasta el siguiente. Por tanto, a la siguiente mañana o por mucho al tercer día tiene que regresar al mercado. Las combis del servicio público, al considerar que recorren un tramo bastante largo desde el fraccionamiento hasta el mercado central, han pedido ya que su ruta se cobre doble; es decir, cinco pesos hasta la mitad del camino y otros cinco por la otra parte.
La señora Higarami dice estar consciente de que las viviendas que les dieron son bastante frágiles, aunque a ella no le tocó una ensamblada de las de Casaflex, sino una de la empresa Masa que a simple vista se ven más resistentes pero, les advirtieron que los techos de las casas no son capaces de soportar un tinaco de agua d mil cien litros. Por eso todas las familias tienen sus rotoplás en los pasillos de cada manzana.   
El miedo entre las familias es cada vez más evidente y ellas mimas aceptan estar en riesgo constante porque, además de saber que sus casas son débiles en infraestructura, han visto como el condominio 2B ha quedado inhabitable y con enormes grietas por todos lados.
El resto de las casas también presentan grietas, aunque más pequeñas. Por eso, las empresas constructoras han resanado paredes, techos y pisos, lo cual es bastante evidente apenas entrando al fraccionamiento,      
“No tengo de otra. Aunque haya un riesgo aquí en mi casa, no puedo regresar a donde estaba porque de allá me sacaron a la fuerza”; dice ña señora Higarami, madre de tres hijos.
Recuerda que en noviembre del año pasado se tuvo que salir de su casa que ya estaba partida a la mitad desde el 2013, porque trabajadores de la SEDATU y del Ayuntamiento le dijeron que si no desalojaba su predio perdería su nueva vivienda en “El Mirador” y, de todas formas la desalojarían por la fuerza de su antigua casa, porque ese terreno sería ocupado como área de reforestación y patio de un edificio de departamentos que están levantando cerca de “La Barranca de las Calaveras”.
SEDATU RECONOCE RIESGO
El delegado de SEDATU, José Manuel Armenta Tello reconoció durante una entrevista para este medio de comunicación que, no hay seguridad para las familias en el predio que habitan. Aceptó que ahí nunca debió haberse construido.
“Yo no encuentro otra solución a esta deformación que presentan a la verticalidad que tienen las viviendas”, dijo Armenta sobre el condominio 2B. Pero también precisó que existe un procedimiento legal y administrativo antes de llegar a la demolición de esa hilera de casas.
Adelantó que se hicieron ya incluso estudios de la condición topográfica actual del terreno, y que lo que se ha podido comprobar solamente es que prevalece la composición del terreno que en esa zona se da, que es de limos y arcilla “de alta plasticidad”, a diferencia de otros lugares de la ciudad.
Un de las características principales de la arcilla de alta plasticidad es que “reacciona mucho” al contacto con el agua, dijo el delegado, por tanto, toda la zona se vuelve “chiclosa” y se expande, mientras que al secarse surgen fisuras. Esta, sería la explicación a los daños que han sufrido las estructuras de la casas.
Dijo que lo grave en la zona fue que se hicieron cortes y rellenos con el mismo producto; es decir, con la misma tierra que de ahí se extraía por lo cual se tuvieron que hacer estabilizaciones con aplicación de cal, lo cual desconoce si se hizo.
Pero el problema ahora es que, ante el desconocimiento de que si se hicieron estabilizaciones o no, porque en aquel tiempo Armenta no era delegado (era el actual diputado Héctor Vicario Castrejón), hoy se desconoce si las demás viviendas podrían presentar en un corto o mediano plazo las mismas fallas.
José Armenta dijo: “lo ideal hubiera sido buscar una zona que tuviera menos complejidades”, al responder la pregunta de un reportero de que si ahí no debió haberse construido.
Explicó que a estas alturas hay un margen de maniobra todavía para reparar el daño, pero hay un desconocimiento sobre si ese daño pudiera reproducirse ante la inestabilidad del terreno, por lo tanto, dijo “no descartar ninguna opción”, incluso el reubicar a las más de 300 familias que ahí fueron reubicadas.  
“Antes se debió de haber hecho un estudio de manifestación de impacto ambiental y no se hizo, antes se debió haber hecho un cambio de uso de suelo que tampoco se hizo, antes se debieron haber hecho varios estudios hechos y por descarte tener varias opciones. Tendrían que haber buscado una condición en donde no hubiesen inundaciones y estas complicaciones”, lamentó el delegado.
Finamente, al resaltar que desconoce las condiciones por las que se decidió usar el predio actual, explicó que ya se tiene un proceso legal contra las empresas constructoras y quien resulte responsable al no hacerse las consideraciones adecuadas.
“Estas condiciones que tiene la infraestructura es verdaderamente preocupante. A mí me preocupa de sobremanera que un edificio se mueva diez centímetros en una noche”, agregó.
En el resto del terreno, dijo que se están haciendo estudios para saber si se puede mitigar a tiempo un riesgo de colapso de las estructuras o, definitivamente si hubiese una condición así, las familias en su totalidad tendrían que ser reubicadas.(API).

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