viernes, 2 de septiembre de 2016

COLUMNA

Ave de tempestades: Alfredo Castillo 
Apolinar Castrejón Marino 
Por más que los diputetes “se la hicieron de tos” en la Cámara a Alfredo Castillo, por el flaco papel que fueron a hacer los deportistas mexicanos a los juegos olímpicos de Brasil, seguirá disfrutando de la buena vida que se dan todos los integrantes del gabi
nete.
Alfredo Castillo es el superfuncionario del Presidente Enrique Peña, a quien le ha encomendado los casos más complicados desde que era gobernador del Estado de México, e indefectiblemente ha terminado por complicarlos más.
Quizá usted recuerde que en el estado de México se cometió un crimen atroz en contra de una niña de 4 años de edad llamada Paulette Gebara Farah, siendo procurador de injusticia Alberto Bazbaz Sacal. Sus familiares y las autoridades de justicia declararon a la pequeña, desaparecida.

La situación trascendió a nivel nacional, pero como un milagro, después de 9 días la niña “apareció” muerta, oculta entre las cobijas de su cama. Fueron 9 días en que el cadáver no entró en descomposición, y en su recámara, que habían registrado hasta en los rincones, detectives, familiares y hasta perros rastreadores. Y nadie la vio, ni sintió olores cadavéricos.
La procuraduría armó un expediente del caso, pero nadie creyó en sus términos, pues aseguraba que la niña cayó accidentalmente entre el colchón y la ranura de la cama, y ahí murió. Se armó tal escándalo, y cuando se empezaba a complicar más al ponerse al descubierto que los familiares de la niña tenían fuertes lazos amistosos con lo más selecto de la clase política, y pertenecían a una secta religiosa, el procurador Baz Baz se vio obligado a renunciar.
Entonces entró al quite Alfredo Castillo nombrado por el gobernador Enrique Peña, Procurador General de Justicia del Estado de México. Solo se concretó a decir que la investigación de Baz “tenía inconsistencias” pero mantuvo la versión de que “todo había sido un accidente”.
En febrero de 2013 fue designado por Enrique Peña, quien ya era presidente, como Subprocurador Regional, Procedimientos y Amparo  de la Procuraduría General de la República para investigar la explosión de la torre B2 del complejo administrativo de Pemex. Los daños materiales, las pérdidas humanas y el miedo generalizado de los trabajadores, no importaron, Castillo declaró que “todo había sido un accidente”.
En mayo de 2013 se dio el escándalo de la hija de Humberto Benítez procurador del consumidor, Andrea Benítez llamada LadyProfeco porque con sus actitudes de emperatriz ordenó clausurar el restaurante Máximo Bristol, donde se negaron a proporcionarle una mesa con vista al jardín. Benítez se vio obligado a renunciar ¿Y quién cree que entro a sustituirlo? 
¡Pues claro! Alfredo Castillo, el superfuncionario, a quien le dieron la encomienda de recuperar la credibilidad de la institución. Ja, ja, ja. Y para que no pare de reír, le recordamos que el 15 de enero de 2015 fue designado Jefe de la Comisión para la Seguridad y Desarrollo Integral de Michoacán para “restablecer las condiciones de seguridad y desarrollo de la entidad”.
La historia más reciente, usted la sabe, el fracaso deportivo. Y la pregunta ¿Qué tendría que pasar para que Alfredo Castillo sienta un poquito de vergüenza? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por leer La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, Realice su comentario.