viernes, 30 de septiembre de 2016

COLUMNA

Cosmos

Héctor Contreras Organista
Héctor Peralta Rodríguez
-El Declamador-
 Don Héctor Peralta Rodríguez, un hombre ampliamente conocido en la ciudad de Chilpancingo debido a su trayectoria de haber sido colaborador de algunos gobernadores de Guerrero y funcionarios del poder Ejecutivo en diversas épocas, cumple en 2016 los 75 años de edad, puesto que nació el 25 de octubre de 1940, en Huacalapa, un paraje beneficiado pródigamente por la Naturaleza, localizo hacia el poniente de la capital del estado.
En una entrevista que le hicimos el 20 de junio de 2013, frente a un negocio propiedad de su familia en el centro de la ciudad, pudimos enterarnos por datos que amablemente nos proporcionó, que don Arturo Peralta Parra, originario de Durango, y doña María Elena Rodríguez Rodríguez, de Chilpancingo,  fueron sus padres. La señora falleció el 21 de junio de 1979 y la recuerda con cariño entrañable.
Afirma que su abuelito, don Rubén Peralta Hernández, era alto y de ojos azules, “se vino a Guerrero por la época de la revolución”, refiere.
Los hijos de la familia fueron seis: César, Lebel, Oliva, Arturo, Héctor, Leopoldo y Mario Peralta Rodríguez.

Sus estudios los realizó en la escuela primaria “Vicente Guerrero” y la instrucción secundaria en el internado Rafael Dondé, de la ciudad de México. Recordó con especial afecto a su maestro Javier Méndez Aponte, del sexto año. A la escuela “Rafael Dondé” ingresó a la edad de 15 años. 
Recordó que al regresar a Chilpancingo trabajó como ayudante del licenciado Arturo Martínez Adame, quien fue gobernador de Guerrero de 1961 a 1963. Posteriormente pasó a la Oficialía Mayor de gobierno con don Raúl Vélez Peralta, primo hermano de su papá y colaboró con el licenciado Alberto Saavedra Torija, de quien fue su secretario privado.
Trabajó con el doctor Raymundo Abarca en Alarcón en 1965 cuando se inauguró en Cuilapan, Oaxaca, la estatua de Vicente Guerrero, elaborada por el prestigiado escultor chilapense don Alfonso Casarrubias Parra y en Oaxaca conoció al gobernador Rodolfo Brena Torres, cuando nuestro entrevistado tenía 26 años de edad.
Estuvo también en Acapulco colaborando con el licenciado Israel Nogueda Otero cuando fue alcalde y después gobernador, prestando sus servicios como inspector de Centros Nocturnos en el puerto. Cuando Nogueda Otero ocupó el cargo de gobernador y radicó en Chilpancingo, le dieron un cargo de agente de la policía judicial, y trabajó como ayudante del licenciado Francisco Román Román, ocupando el cargo de comandante de la judicial.
Por espacio de dos años desempeñó esa responsabilidad en Tixtla e Iguala. Su carrera continuó con don Alejandro Cervantes Delgado y siendo gobernador Ángel Heladio Aguirre, concluyó sus actividades en el gobierno estatal.
Relató que sufrió un lamentable accidente debido a lo cual padece de vez en vez lagunas mentales: Era empleado de Protección y Vialidad cuando en el centro nocturno “Manolos”, el 5 de febrero de 1997 se cayó. Era Ángel Aguirre gobernador y Carlos Francisco Vargas comandante de la policía Judicial,
“Dice la gente que estaba en ‘Manolos’ y me caí de espaldas y me di un golpe en la cabeza”. 
Lo llevaron a la Cruz Roja, después su familia lo trasladó al Hospital Militar donde los médicos dijeron que no lo podían operar y fue llevado a la ciudad de México. Estuvo sin conocimiento durante un mes. Lo visitaron muchas personas “pero yo no me acordaba de nadie. Pasó un mes y empecé a conocer a la familia; empezaba a conocer a la gente; ni a mi misma familia conocía”.
Su esposa es la respetable señora Bertha Rivera con quien se casó en noviembre de 1967.
Antes del accidente ya gustaba declamar, actividad que acentuó durante su proceso de recuperación, y es tanto su amor al arte, a la poesía en particular, que muchas veces deleita a los paisanos, particularmente en el centro de la ciudad, declamándoles poemas suyos o muy conocidos de otros autores.
Comentó que a la poesía ingresó con un tema de su autoría dedicado a Chilpancingo:
“Chilpancingo con tus calles empedradas llenas de luz y color, 
resplandecen en la madrugada bella ciudad capital. 
Vengo a decirte que te quiero y no te puedo  olvidar, 
pedazo de tierra mexicana que tienes feria tradicional. 
Tus bellas alamedas y zócalo y museo regional, 
donde tienes las pinturas de la historia nacional. 
En la iglesia de la Asunción fue el primer Congreso de Anáhuac, 
el 13 de septiembre de 1813 como dijo José María Morelos y Pavón: 
Sentimientos de la Nación, y en tus tardes apacibles de belleza sin igual, 
se organizan toronjiles para engreírnos aún más y más. 
Martes, jueves y domingos es tradición ancestral 
oír las serenatas de tu banda musical. 
Tus mujeres, todas por igual, 
llevan un corazón rojo y unos labios también rojos para no olvidarte nunca en la vida, 
ni el pasado, ni el presente, ni el futuro. 
A veces pienso en no volverte a ver bella ciudad capital 
porque nos vamos a navegar al más allá donde jamás se puede regresar.
Tengo también la de Huacalapa”, nos informó.
“Hace muchos años yo nací en Huacalapa, municipio de Chilpancingo, que era un bosque, no tenía ni carretera, ni luz eléctrica, ni agua potable. 
En aquellos años nací en la casa más grande de ese lugar junto a una laguna, muchos nopales, muchos duraznos y muy cerquita de las grutas de Huacalapa, para que este lugar sea turístico a nivel nacional, porque actualmente tiene registro ya, tiene el escudo del estado de Guerrero para que sea un lugar nacional:
Huacalapa, tierra amada, a ti dedico mis versos, tierra soñada.
Tus montañas, tus bosques y tus llanuras la máxima hermosura del mañana.
Tu ganado vacuno de los alrededores para gritar los arreadores.
Tu casa blanca en el bordito, donde brinda la amistad a las demás.
Tus grutas, belleza escondida que han sido descubiertas.
Huacapalapa tierra amada, a ti dedico mis versos tierra soñada.
De sus queridos hijos relató que la primera fue Roxana Anel Peralta Rivera, es contadora pública. Y el segundo  es Héctor Moisés Peralta Rivera, es licenciado en derecho.
Abuelito de seis nietos: Ivanho Barrentes Peralta, es el mayor; siguen nietas y nietos; el nieto Héctor Peralta Cuenca, es el sexto.
Finalmente nos refiere: “Como dijo Dios: Se nace para morir. Yo te voy a decir francamente, voy a solicitar un panteón en Huacalapa para que me entierren en ese lugar”.

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