miércoles, 14 de septiembre de 2016

PRIMERA PLANA


El escultura Pal Kepenyes llama al ciudadano común a impactar para trascender y evolucionar a una civilización, luego de participar en la sesión de “Mujeres de Prensa en Guerrero”.


Como obligación cultura
para llegar a ser humano



Zoila Elena Solís Hernández.ACAPULCO, GRO.-“La cultura como la principal inspiración de todo aquel que aspira a ser humano, a la lectura como una obligación de todo ciudadano que pretende expresar la forma en la que desea vivir.
 “No son las masas las que dictan una forma sabia e inteligente de cultivar la esencia humana hacia una correcta civilización, ellas  solo se conforman con reproducir el genoma humano, se preparan para morir, pocos lo hacemos para vivir”, tal contundencia la expresó el escultor de fama internacional Pal Kepenyes.
El artista de origen húngaro nacido en 1926, estuvo como invitado en la sesión de “Mujeres de Prensa en Guerrero”,  donde su participación estuvo enfocada en su ideología, su percepción de la vida, el humano, el planeta, el cosmos, lo infinito, la política, lo social, lo artístico y lo elemental del valor que se le puede dar a la vida misma como parte de las diferentes ópticas que como escultor le brinda a sus obras que se vinculan con motivaciones, expresiones y sentimientos del que la hace suya: “Soy un acumulador de cosas, el hombre es una mezcla de la profundidad de lo que ha vivido y mientras más se vive más se asciende a diferencia de los que se conforman y no impactan”.
Pal Kepenyes adquirió la nacionalidad mexicana, le llamó la atención el enigma de las pirámides y radica en Acapulco  por la belleza de la bahía. Sus padres descubrieron  su talento a la edad de cuatro años, cuando realizó el dibujo de una figura muy reconocible en rasgos, cual si fuera una persona mayor o un experto: “El apellido Kepenyes significa - El Capote- gente de a caballo con mucho linaje en la tribu de los húngaros y desde entonces mis padres dijeron que mi talento levantaría el nombre de mi apellido”.
El autor de la escultura “El Pueblo del Sol” señala que su fuerza como artista radica en su entusiasmo por la vida y se vuelve cada vez más fuerte que puede salir de la piel humana, más allá de lo espiritual si se vive la propia vida. 

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