lunes, 7 de noviembre de 2016

COLUMNA

 Cosmos

Héctor Contreras Organista

 EL PERIODISTA EN CHILPANCINGO
(Gráficas del archivo de COSMOS/El Universo de la Noticia en Guerrero)
 En 1963 el periódico El Sol de Chilpancingo fue el que con pretensiones de convertirse en diario se estableció en la ciudad de Chilpancingo, con el detalle de que solamente su editor el señor Reemberto Valdez Ortega era quien hacía el trabajo casi total para su elaboración.
Era reportero, columnista, redactor, director y voceador. Sus talleristas ocasionales eran dos personas que venían de Acapulco para trabajar el linotipo, la formación y la prensa. De 1963 a 1970 así se mantuvo, por tanto su circulación era intermitente. Regularmente se imprimía en el puerto guerrerense en los talleres gráficos de El Sol de Acapulco.
En 1969 el periódico Diario de Guerrero que veinte años atrás dejó de circular porque su vida como publicación en la primera etapa fue de 1947 a 1949, dirigido por don Humberto Ochoa Campos, estableció talleres y redacción en la calle de Zapata 27, teniendo como editor, director, reportero, columnista y voceador a don Héctor García Cantú. De origen laboral como linotipista. Contando con el apoyo de sus hijos, volvió a hacer circular el diario.

Los primeros reporteros y columnistas de esta segunda etapa fueron Rogerio César Armenta (quien fue fundador de Diario de Guerrero como reportero en 1947, junto con Félix J. López Romero y Manuel S. Leyva Martínez); Eulalio Espinosa Marmolejo, Ángel Chávez Navarrete, Alberto Ruz Guevara y Héctor Contreras Organista, amén de otras personas que ocasionalmente y porque les gustaba escribir colaboraban con columnas o noticias.
Posteriormente se estableció como periódico el diario Expresión de Guerrero, fundado por José Luis Nava Landa quien de la misma forma como para entonces El Sol de Chilpancingo entró a formalizarse como periódico diario, era elaborado por su fundador contando con sólo colaboradores en la redacción y columnas, pero no –como era el mismo caso de los demás periódicos- con reporteros asalariados y con derechos y obligaciones establecidos en la Ley Federal del Trabajo.
De tal suerte que en los años 70 algunos editores comenzaron a pagar salarios a los talleristas pero de manera irregular porque muchas veces terminaba la relación obrero-patronal en pleito por falta de pago del salario que no se hacía a los empleados y el asunto no trascendían porque no había un sindicato, organización o bufete jurídico que los defendiera, y los trabajadores tampoco acudían a los tribunales porque ellos mismo sabían y así lo decían, que conocían la relación del patrón con las autoridades y que jamás el trabajador ganaría un pleito ante los tribunales, como en efecto, nunca se vio un caso ventilado en tales circunstancias.
No faltaron quienes supusieran entonces que los periódicos de la época contaban con respaldos económicos del gobierno estatal y de los municipales, pero también se veía en las páginas de los mismos la escasa publicidad que lograba contratarse con empresas y casas comerciales.
La circulación de los periódicos comenzó a cobrar especial importancia para el ingreso empresarial de los editores y de ahí se nutrió un sector que comenzó a nacer con fuerza: Los voceadores.
Al no contar con recursos para el pago de reporteros, columnistas y fotógrafos, el editor-director ofreció a esos colaboradores la oferta de la publicidad de acuerdo a algunos porcentajes. El más alto fue el del 50%.
Alguien de los colaboradores del periódico salía a recorrer los municipios o las oficinas de gobierno y lograba vender tal cantidad de publicidad, el 50 por cierto era para el impresor y el otro 50 por ciento para el vendedor de esa publicidad.
Fue de esa manera como un reportero, un columnista, un fotógrafo lograron sobrevivir como colaborador, más no como trabajador de tal o cual periódico, y en consecuencia jamás se crearon derechos ni obligaciones ni del empresario ni del trabajador.
Al paso de los años, al nacer publicaciones con empresarios que tuvieron otra visión laboral y al contarse con profesionales de la información, las cosas cambiaron.
Toda relación de esa naturaleza se ha ajustado a la ley laboral, sin embargo, hasta 2013, en Chilpancingo y contando con una de las más antigüas delegaciones del Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa, todavía no se había firmado el primer Contrato Colectivo de Trabajo y al parecer aún no la ha habido.
Hay, en el estado de Guerrero una cantidad considerable de periodistas que vivieron lo aquí narrado, a partir de la década de los años 60 del siglo pasado y que sobreviven todavía luchando en las actividades periodísticas, ciertamente, ya no con el vigor de antes pero sí con la entrega de todo el entusiasmo de que son capaces.
El tiempo, los años, las enfermedades han minado su salud y en la mayoría de los casos, la situación de precaridad es muy acentuada porque no existió de por medio acumulación de derechos laborales ante ninguna autoridad ni contaron con el respaldo de ninguna empresa y al SNRP lo hicieron un lado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por leer La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, Realice su comentario.