jueves, 10 de noviembre de 2016

COLUMNA

 Cosmos

Héctor Contreras Organista


 PLEASSENT HILL, CALIFORNIA,
CIUDAD HERMANA DE CHILPANCINGO
(Con cariño y grata evocación para mis amigas Conchita Carreto y Yamel Padua)
 Durante la Primavera de 1973 comenzó el intercambio de “Ciudades Hermanas” entre Chilpancingo y Pleassent Hill, ciudad californiana, en los Estados Unidos de Norteamérica. En enero de ese año se iniciaron las relaciones entre autoridades y habitantes de aquella ciudad que se ubicada en Valle Diablo, al norte de San Francisco, cuando en representación de ellos vino a Chilpancingo, al frente de una delegación, el señor Roger Magleby, empresario norteamericano, para formular la invitación oficial a la alcaldía chilpancingueña.
Elías Naime Némer, presidente municipal de Chilpancingo recibió a los estadounidenses en sus oficinas del Palacio Municipal, establecidas en ese entonces en lo que fue “La Sala de los Gobernadores” del Instituto Guerrerense de la Cultura; el Cabildo aceptó la invitación que a su vez se extendió a la ciudadanía.

Naime Némer encabezó el primer viaje a San Francisco, California, donde nuestros paisanos fueron recibidos con enormes muestras de bienvenida. Buena cantidad de periodistas de prensa escrita, radio y televisión entrevistaron en el aeropuerto internacional de San Francisco, California al Presidente Municipal de Chilpancingo. Al día siguiente, “Tribuna”, uno de los más importantes periódicos californianos de ese entonces, dedicó nota destacada a los visitantes mexicanos.
A la salida del aeropuerto había estacionados gran cantidad de automóviles de ciudadanos de Pleassent Hill. La instrucción a los visitantes fue, “aborden el vehículo que gusten”. Los anfitriones fueron mostrando a los chilpancingueños, parte de la ciudad, cruzando algunos, por primera vez, la Bahía de San Francisco, sobre el Golden Gate, en una tarde esplendorosa.
Una concentración México-estadounidense tuvo lugar esa tarde en el Contry Club de Pleassent Hill, para dar la bienvenida a los viajeros. Por la noche se les hizo el ofrecimiento de una cena en las instalaciones de un moderno edificio, sede del Cabildo, donde el alcalde de esa ciudad (el mayor) pronunció un discurso enmarcado de buenos y fraternales deseos para que los lazos de amistad que se estaban atando en 1973, se extendieran por siempre, anhelo que fue respaldado por la hospitalidad de las familias anfitrionas, durante los ocho días que duró la visita.
Esa semana la usó la gente de Pleassent Hill para mostrar a los visitantes su gran interés por Chilpancingo, también su historia, cómo nació esa población, su importante desarrollo comercial, cultural y educativo. Los guerrerenses fueron instalados en domicilios de las familias locales, procurándoles las mayores comodidades y atención.
Por muchos años, gente de Pleassent Hill siguió visitando anualmente nuestra ciudad, y algunas familias chilpancingueñas aprovecharon esa relación para enviar a sus vástagos a estudiar a los Estados Unidos de Norteamérica o para ir de vacaciones.
“Ciudades Hermanas” es la parte medular de un programa internacional conocido como “Amigos Lejanos”. Ellos allá construyeron una gran plaza en el centro de esa ciudad, se llama “Plaza Chilpancingo” y luce muy hermosa, grande, limpia y simboliza el interés de ellos por nuestra ciudad. A cambio, alguna autoridad municipal aquí construyó hace tiempo la “Plaza Pleassent Hill”, descuidado basurero con exhibiciones de mísera jardinera que se localiza frente al edificio del ISSSTE.
De regreso, luego de una visita que los chilpancingueños hicieron a Lake Tahoe, en Nevada, tras cruzar Sacramento, capital de California, y observando por las ventanillas del autobús las hermosas y grandes extensiones de terreno que cultivadas se ven por toda la Alta California, el comerciante y profesor chilpancingueño, Hidalgo Mondragón, no se aguantó las ganas y le dijo al corpulento Roger Magleby: ¡Todas estas tierras son las que ustedes nos robaron!
El comerciante gringo guardó silencio. Después de unos minutos, alguna de las señoras que conformaban el grupo de visitantes atrajo la atención con alguna ocurrencia. Roger Magleby casi de inmediato comenzó a cantar un tanto nervioso y como pudo, una vieja canción mexicana: Juan se llamaba y lo apodaban charroasqueado, el grupo rió a carcajadas al escuchar la dificultad del gringo para pronunciar el español, y así se superó el incidente.
Algunas personas que hicieron ese primer viaje de intercambio fueron Mario Anzaldúa y esposa, el señor Heredia (suegro de Beto Morlet) y esposa; Antonio Humberto Ochoa Leyva, esposa y cuñada; Yamel Padua con su esposo Diego Díaz; Lupita Lobato; Salvador Chavela Guerra y su esposa Conchita Carreto; Linda Naime; don Hidalgo Mondragón y esposa; Jaime Castañón Carreón y esposa, y el señor Tufic Azar, entre otros. De Acapulco, Rigoberto Pano Arciniega y el señor Manzanares, dueño de la famosa funeraria del puerto. La visita se extendió a Las Vegas y a Disneylandia.


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