viernes, 16 de diciembre de 2016

ARTICULO

 Las machinguepas


César González Guerrero
Felices Fiestas Decembrinas para tod@s l@s Guerrerenses.
También conocidas como maromas, marometas o volteretas, la “machinguepa” (técnicamente se escribe machincuepa) es un juego de la infancia que, al menos en Copala es muy popular, tomando en cuenta que en los pueblos del área rural no hay muchas opciones o mejor dicho en la época de los sesentas-setentas, no las había.

De tal manera que en los cortos momentos de receso laboral y estudiantil, se utilizaba muy bien el tiempo para entretenerse. Cualquier espacio y lugar era bueno para divertirse con las famosas competencias de quien “aguantaba” más tiempo o quién podía realizar el mayor número de machinguepas (no solo una como las de Hugo Sánchez). La edad y el sexo no importaban, había hombres y mujeres desde los 5  hasta los 15 años.
Fueron momentos muy agradables tanto observar cómo aprender a realizar estas habilidades y destrezas infantiles. Siempre asesorados por los mayores y mucha ocasiones por nuestros padres. Desde luego que en un inicio no fue fácil aprender a “pararse de manos”, de manera recta y sin moverse, mucho mechos caer. Primero “recargados” en una pared o árbol, sostenidos por alguien para “amacizarse”, hasta lograr mantenerse durante varios minutos; después de ello andar o caminar “con las manos” en pleno piso de tierra o de arena, en el caso de estar en el rio, hasta lograr “echarse” varias machinguepas o maromas o rodar apoyándose con las manos.
Es una pena que este tipo de juegos se hayan olvidado o se  estén olvidando ya que, desafortunadamente, tal parece que algunos maestros de educación física, salvo sus honrosas excepciones, se olvidan de enseñar a los pequeños argumentando que eso no “viene” en los Planes y Programas de estudio. Repito con sus muy honrosas excepciones. Sería conveniente que las autoridades educativas, principalmente del área de preescolar vigilaran la aplicación de este tipo de dinámicas o bien se reflexionara su importancia promoviendo concursos de machinguepas.
Jugar a las machinguepas fue y creo sigue siendo algo creativo, muy natural y fundamental que permite al infante conocer sus fuerzas psicomotrices, pero también ayuda a desarrollar sus capacidades intelectuales y de fuerza, en virtud de la dificultad para muchos de mantener un equilibrio mental y físico. Pero más aun de que el pequeño se enseñe a competir.
Fueron muchas las veces en que con mi hermano y nuestros amigos disfrutamos de este juego todos los días en cualquier lugar, en la escuela, en la calle, cuando íbamos a trabajar al campo, en los patios de nuestros hogares, cuando íbamos a “leñar”, a “acarrear” agua al rio o a los manantiales, es más muchas veces lo hacíamos solos tratando de practicar para las competencias que diariamente salían en todas las partes y en todos los momentos, preparándonos para atender los retos de nuestros “adversarios”.
Hubo varios jóvenes muy destacados en este juego de las machinguepas, por ejemplo mi hermano Javier, y otros más como Laurentino Pérez Morales, que lograban “andar de mano” mínimo 10 metros y regresar, o sea recorrer 20 metros de “ida y vuelta”. Es todo un arte. Los más pequeños quedábamos asombrados pero también aprendiendo a “andar de mano”. En casos muy extremos algunos de nuestros competidores lograban “caminar” de espaldas sostenidos por ambos pies y manos que solamente en los Circos se podían observar. Todo un espectáculo y una gran demostración de las habilidades y destrezas que hoy están de moda. Que vivan las machinguepas.

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