lunes, 5 de diciembre de 2016

COLUMNA

Pacto, sin Peña Nieto

Apolinar Castrejón Marino
Los soberanos de los grandes reinos de Grecia, hicieron un pacto de unidad para responder ante cualquier amenaza. Y tuvieron oportunidad de demostrar su unidad cuando la hermosa Helena fue seducida y secuestrada por Paris, Príncipe de los troyanos.

Entre los protagonistas Aqueos se contaba al legendario Aquiles invulnerable a las armas, con sus soldados “Los Mirmidones”, Agamenón Rey de Micenas, la más poderosa de aquellas.
Diomedes, caudillo de las ciudades de Argos y Tirinto, enamorado de Helena, quien tomó muy a pecho la afrenta del rapto de Helena. Néstor, Rey de Pilos, el más anciano de los aqueos, que con su sabiduría y prudencia apoyaba la causa, y Ulises, también llamado Odiseo, Rey de Ítaca, casado con la legendaria Penélope, figuras principales de “La Odisea”.
Pero ninguno tomó en cuenta al tirano de México, Enrique Peña Nieto debido a que no le conocían ninguna característica heroica, y además ya tenían a su divo, el Príncipe Ajax, de Salamina, famoso por su valentía y su belleza.
Por el lado de los Troyanos estaba Príamo, Rey de Troya, esposo de  Hécuba y 30 concubinas, con quienes tuvo cincuenta hijos. Héctor, hijo de Príamo, “El más noble de los troyanos”, y Eneas, Rey de los Dárdanos, guerrero de mil batallas.
Paris, hermano de Héctor y el que sedujo a Helena, también era muy aficionado a velar por su belleza. Desde luego que el déspota mexicano le llevaba mucha ventaja, con sus miles de apariciones mensuales en televisión a costa de los mexicanos.
Así las cosas, don peña Nieto buscó otros horizontes. Quiso intercalarse entre los mandatarios latinos, pero todos le hicieron el “fuchi”, porque en otras ocasiones, había preferido aliarse con el gobierno gringo ¡Pues claro! “El frío bien sabe con quién se arrima”.
La complicación ahora es que el gobierno gringo será presidido por Don Donald Trump quien no ve con buenos ojos nada que sea mexicano. Así que Peña Nieto se quedó “como el perro de las dos tortas”. En 4 años, no pensó en algo para ser menos dependientes del gran mercado que representa Estados Unidos.
La verborrea de los discursos, dirigida a los atarantados mexicanos, terminó por engañar a los mismos políticos: “…las remesas que envían los mexicanos son muy importantes para la economía”. “…la mano de obra mexicana ha contribuido al engrandecimiento de los Estados Unidos”, y “…hay un gran ambiente de cooperación entre los dos países”.
Y por otro lado, las estadísticas mundiales, y la opinión de “El Costeño”, señalan que la mano de obra mexicana no es calificada, que los “coyotes” y “polleros” nada más van a “aventar” a los mexicanos, sin la seguridad de un trabajo, y que los paisanos se van a hacer allá, los trabajos que aquí se negaban a realizar. 

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