miércoles, 4 de enero de 2017

PRIMERA PLANA




Foto del recuerdo en donde aparecen Héctor García Cantú, Pepe Jile, Héctor Contreras Organista, José Luis Nava Landa, Miguel Ángel Alfonso Castorena Tenorio, Leonardo Gallegos Vargas, Ángel Chávez Navarrete, Federico Quiróz Suárez, Rogerio César Armenta Ramírez, David Adriano y Eulalio Espinosa Marmolejo, la mayoría se ha adelantado en el camino.

Periodistas del ayer
“¡Haz de ser un periodista muy pícaro!”

 Héctor Contreras Organista.- “Escucha usted X (campanada) E (campanada) W (campanada), La Voz de la América Latina desde México… México, patria del Benemérito de las Américas, Benito Juárez… En México, capital, son las ocho de la mañana en punto. Es la hora de presentar… El Reloj Musical de la Azteca, la fábrica que ha dado fama al chocolate en México”… y “al aire” salía una música que identificaba al programa que se transmitía en los 900 kilociclos y los 100 mil watts de potencia.

El locutor que estaba en cabina era don Edmundo García, de una voz melodiosa como la de casi todos los locutores “de la W”, siendo los casos de Dante Aguilar, Calos Píquerin, Pepe Ruiz Vélez, Luis Ignacio Santibañez (de Huetamo, Michoacán) y mucho después de Pepe Sánchez y de Héctor Martínez Serrano, pero sin duda, el mejor, don Pedro de Lille, que se pronunciaba como Pedro de Lí.
La W, como “La catedral del radio en México” impuso a todas las estaciones radiofónicas del país sus modelos de hacer programas.
Pudiéramos decir que casi el 90 por ciento de programación radiofónica en las emisoras de la república mexicana es, o fue, copia fiel de la emisora localizada en la calle de Ayuntamiento 52, de la ciudad de México: la W.
Por eso es que en 1961, en Chilpancingo, cuando surge al aire la radiodifusora XELI, y establecen dos noticieros, de las 08,36 de la mañana y de las 15,36 de la tarde, estos programas se identifican con dos fondos musicales que forzosamente tenían que ser “marchas”, tomadas de un disco de 33 revoluciones por minuto (rpm) grabado por la Banda de Música de la Secretaría de Marina: “Marinos Mexicanos”, en el noticiero de la mañana y “El Capitán”, en el noticiero de la tarde.
Don Hermilo Castoren Noriega, administrador de Telégrafos Nacionales en Chilpancingo fue originario de Veracruz y traía consigo varias virtudes, escribía poesía, redactaba artículos para revistas y periódicos y tenía un muy buen timbre de voz como locutor, actividad que inició muy joven en su tierra, por medio de un sonido propiedad de un señor que vendía ropa en el puerto jarocho y ahí iba el joven Hermilo a “echarse su canita al aire”.
Cuando, como empleado telegrafista arribó a Guerrero, fue en la ciudad de Iguala su primera plaza y ahí, a fines de los años 40 ya funcionaba la XEKF, propiedad de un grupo de compañeros suyos, telegrafistas, donde Castorena puede desfogar sus inquietudes microfoniles que, al establecerse en Chilpancingo, logra concretar como gerente de la emisora, cargo que le es dado gracias la recomendación de un paisano suyo, don Nabor Ojeda Aguayo, amigo de los concesionarios de la naciente XELI, la primera estación de radio en Chilpancingo y donde don Hermilo, al dar lectura a sus poemas en los primeros atardeceres de la radio, se convierte en “El Caballero del Verso”, bautizado así por su querido compadre don Antonio Gutiérrez Rodríguez.
Él invita a uno de los mas enjundiosos reporteros de la época de oro del diarismo en Guerrero, corresponsal del periódico “El Trópico de Acapulco”, al estudiante de leyes Alberto Elías Nava Rosendo, quien es el primer reportero radiofónico en Chilpancingo, actividad que tiene que abandonar al poco tiempo, cundo termina su carrera en la naciente Universidad Autónoma de Guerrero, porque le ofrecen un trabajo de Juez en el municipio de La Unión, costa grande, y entra en su lugar a los noticieros el maestro Ángel Chávez Navarrete, “Chavitos”, de muy ejemplar trayectoria periodística y quien había desempeñado el oficio de profesor rural.
En esos entonces ya Hugo Pérez Bautista, Chávez Navarrete, Eulalio Espinos Marmolejo, Florencio Salazar Adame y otros paisanos habían publicado un periódico semanario cuyas oficinas se localizaban en la avenida Guerrero, justamente donde nació el actor Domingo Soler.
Florencio, junto con Venancio Hernández Dircio habían publicado “El Estudiante”, un periódico modesto en la Escuela Secundaria Diurna del Estado, “la número uno”, dirigida por don Hidalgo Mondrgón y después por Sarita Nájera Gutiérrez, institución que después (1967) se convertiría en la Secundaria “Dr. Raymundo Abarca Alarcón”, porque el mayor médico militar, siendo gobernador de Guerrero -1963-1969-, propició la creación de la institución que en 1961 había sido echada de los programas escolares de la naciente Universidad Autónoma de Guerrero..
 Fue en un espacio de la casa del señor don Bulmaro Tapia y Terán, cuñado del gobernador Raymundo Abarca Alarcón, en esa misma línea de calle, donde se estableció la primera Oficina de Prensa del gobierno del estado de Guerrero, de la que fue titular el joven Rogerio César Armenta Ramírez.
Ahí, en alguna ocasión, se lirón a golpes con el poeta y periodista Manuel S. Leyva Martínez con quien se hicieron enemigos irreconciliables.
 Hay que agregar que, tanto Rogerio como Manuel y don Félix J. López Romero, fueron los primeros tres reporteros del diario fundado por don Humberto Ochoa Campos, cuyo primer director fue el maestro Aarón M. Flores, y el primer jefe de redacción fue el profesor Daniel Ramos González, a la postre, cuñado del sacerdote don Humberto Osorio Refino.
Ahí, después, encontró refugio laboral don Antonio Gutiérrez Rodríguez, que vino de la ciudad de Iguala y de Buena Vista de Cuéllar y quien tuvo como ayudante al siempre bien recordado Leonardo Gallegos Vargas, el famoso “Varguitas”, originario de la costa, región de la que jamás se le quitó la forma de hablar.
Se platicaba con frecuencia de la ingenuidad y nobleza del buen amigo Leonardo.
Cierta ocasión – se decía- cuando ya era jefe de prensa del gobierno don Hermilo y tenía como ayudante a su compadre Gutiérrez, y este su vez a Varguitas, habló por teléfono don Hermilo y contestó Leonardo. ¿Está el señor Gutiérrez? No está. ¿Quién habla? Leonardo Gallegos Vargas. ¿Y don Antonio, qué hace ahí? Pue, ná. ¿Y tú? ¡Yo le ayudo!
Cruzan por la mente en estos momentos de redacción tempranera del “Día del Periodista 2017” nombres de muy queridos compañeros que se adelantaron en el camino que lleva a Belén:
Anselmo Espíritu Hernández, Rafael Rodríguez Sánchez, Aquilino Velázquez Galicia, Héctor García Cantú, Javier Cordero Muñoz, Pablito Barrera, Federico Deloya García, Hugo Mendoza Rickalde, José Filemón Estrada y Carreño (Pepe Jile); don Jesús Salmerón, Teófilo Arce Villa, Manuel Ávila; el Zapatito; los Canarios; Efrén López y López de quien no sabemos si viva pero nuestro aprecio y recuerdo para él; el maestro Catalino C. Gutiérrez Galindo, hacedor de la revista “Cuauhtémoc”; Oscar Gutiérrez; Paco Castañón; Juan Alarcón Hernández, autor de la leída columna “Esquina”, el propio Alberto Elías Nava Rosendo, autor de “Perla Negra”, en el periódico “El Trópico”, de Acapulco y a quien debemos el mérito de profesar este “oficio de locos”, como definió al periodismo el gran amigo Carlitos Ortíz, que en paz descanse.
Eliseo Salmerón, el gran “Licho” Salmerón, autor del material gráfico de cuando se hizo el hallazgo de los restos de Cuauhtémoc, en Ixcateopan.
 Y, bueno, a tantos y tantos compañeros queridos como Lucio Hernández Muñiz, originario de Tixtla, locutor de “Radio Variedades”, en el DF y quien destacó como comunicador en “El Puerto de las Maravillas” (Zihuatanejo) y finalmente allá murió.
A mi inolvidable y querido compadre Raúl Salgado Caatañón, grande entre los grandes locutores de la XEX, “Radio Variedades” y “La Q” mexicana, en la ciudad de México.
Mi recuerdo grande, grato y muy especial al señorón del periodismo que fue en Ometepec don Vicente Ramírez Sandoval, creador de “La Voz de Ometepec” y a quien, cuando instalaba su imprenta, la gente de la montaña que acertaba a pasar por el frente, le preguntaba. “¿Y a cómo va a dar el kilo de tortillas, don Vicente?”; al gran Paco Treppiedi, autor de “´Ángulos Agudos”, pero algunos compañeros suyos le decían que no eran agudos sino “Ángulos obtusos”, y él reía de buen gana.
 Y así, es grato y muy saludable para el ejercicio de la memoria recordar hoy a muchos, muchos, pero muchos amigos y compañeros de oficio que se fueron quedando en el camino; otros en el olvido; otros más en el anonimato, todos, con sus aciertos y con sus errores.
Porque, al fin de cuentas, en este oficio de la noticia, de la redacción, de la crítica, del análisis y de la información, que como modelo de vida, de cultura, de historia y de amor practicaron gente excelsa como el maestro José Pagés Llergo, Renato Leduc o el mismísimo Alberto Domingo, jamás deja de ser apasionante por su acontecer inesperado: ¿Qué noticias podré escribir hoy?
Confesamos con gratitud que a quien semanalmente y por muchos años no solamente leímos en la revista “Siempre!”, sino que lo “estudiábamos” en su espacio de “La Vida Airada”, y se lo dijimos personalmente en Acapulco, cuando fue nuestro jurado y calificó un material publicado en los años 80 por nosotros, habiendo ganado un concurso estatal de periodismo, al enterarse ese grande, grande, grande del periodismo mexicano como lo fue don Alberto Domingo, de esa asiduidad y casi obsesión a su quehacer periodístico, dijo al autor de este espacio:
“¡Haz de ser un periodista muy pícaro!”, que significó y significa para nosotros, el mejor galardón que pudimos conseguir en los casi 60 años que llevamos tecleando para ustedes.
Un elogio así, de ese tamaño, y perdonen la modestia, es un halago mayúsculo que no cualquier periodiquero lo consigue, por muy muy que se sienta… y, claro, es oportuno presumirlo en un día como hoy… porque algo tenemos que celebrar, ¿sí o no?

1 comentario:

  1. Exelentes lineas feliz dia del periodista compañeros.Atte. Jorge Octavio Vargas Sandoval.

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