jueves, 16 de febrero de 2017

COLUMNA

 La Guerra de los Marcos



Apolinar Castrejón Marino
Hoy hablaremos de “La Guerra de los Marcos”. No, no se trata del subcomandante Marcos, tampoco de los marcos de las puertas, mucho menos de los marcos de las fotografías. Se trata del marco, que es la moneda de Alemania.
Y ¿Qué pueden interesarnos los marcos alemanes? Pues porque llegó a ser una moneda tan devaluada, que un dólar estadounidense costaba un millón de marcos.

Actualmente, un dólar estadounidense vale 21 pesos mexicanos, pero por los conflictos políticos entre el gobierno mexicano con el norteamericano, podemos suponer que este peso, se devaluará aún más.
Alguien debería advertir a las autoridades mexicanas, que no es nada saludable tener de enemigo a Estados Unidos, porque son poderosos, alevosos, e implacables. Y los “intelectuales” que algo debieran saber del caso, deberían de tener en cuenta el caso de los alemanes, para que dejaran de jeringar a Donald Trump.
Apartándonos de las mentiras que narra la “historia” pro-norteamericana y las versiones que se narran en los círculos “artísticos” pagados con dólares, y encabezados por Hollywood, nos referiremos a las leyendas urbanas del muro de Berlín, llamado con espectacularidad “La Cortina de Hierro”.
Un simple ejercicio, nos podrá en camino de entender la situación: imagine que usted tiene varios hijos, y que comen, duermen, y le piden para sus gastos personales. Agregue otras cosas que requieren los hijos, como ropa y calzado, educación, cuidados médicos, etc.
Desde luego, es regular que los padres cubran las necesidades de los hijos, como también es normal que los hijos contribuyan, en la medida de sus posibilidades, a apoyar en las labores cotidianas.  
Pero imagínese que en lugar de eso, sus hijos se van a la casa del vecino, y ahí muy comedidos ayudan en los quehaceres, el trabajo, el cuidado de los más pequeños, y todas las demás tareas familiares.
Y aún, en el colmo de la ingratitud, toman de la casa de usted, herramientas y objetos para utilizarlos en la casa del vecino. Nos imaginamos que llegará un momento en que tal situación le ocasionará daños a su economía, y le parecerá intolerable.
Pues así pasó con la República Democrática Alemana (RDA), cuyos ciudadanos disfrutaban la asistencia de su gobierno, pero se iban a trabajar a la República Federal Alemana (RFA), “país” artificial formado por Estados Unidos, Francia e Inglaterra, que habían invadido 3 cuartas partes del territorio alemán.
El gobierno de la RDA gastaba en servicios públicos, y sus ciudadanos, en lugar de retribuir a su país, se iban a colaborar con el desarrollo del enemigo. Aún más, los ciudadanos de la Alemania capitalista, se venían a comer, y hacer compras a la Alemania socialista, debido a que un marco de ellos, valía 20 dólares de los otros.
Así lo había decretado Estados Unidos unilateralmente (por sus pistolas). Y como “…a grandes males, grandes remedios”, las autoridades de la RDA construyeron un muro, para que los alemanes no anduvieran de aquí para allá, abusando de la diferencia, en el valor de la misma moneda. 
Los periódicos, y la radio de la época, se encargaron de pervertir la información en torno de este hecho, y de paso aprovecharon para manipular la percepción de la gente, convirtiendo a la RDA y al muro de Berlín, en un “infierno”  que amenazaba a la humanidad.
La verdad era que un litro de leche costaba 3 mil millones de marcos, un kilogramo de carne, mil millones, y un vaso de cerveza, 4 mil millones. Los alemanes que acudían a comprar un solo pan, tenían que llevar una carretilla llena de billetes para poder pagarlo. Era el dominio absoluto de Estados Unidos sobre el mundo.
Entonces ¿Qué situación cree que depara a los mexicanos?

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