miércoles, 15 de febrero de 2017

NOTA

 A.Ríos P.:¡“Basta”! a todo un
sistema me separo del PRD 




CIUDAD DE MÉXICO, a 14 de febrero de 2017.-A toda la gente de México que quiere construir algo mejor para su vida. En especial a mis paisanas y paisanos de Guerrero.
Hoy nos presentamos aquí, como representantes del Movimiento Jaguar que nació en Guerrero, en el seno del Partido de la Revolución Democrática.
Venimos a anunciar nuestra separación del PRD.

Lo hacemos con tristeza, y así quiero decirlo antes que nada, pues dejaremos a muchos compañeros de lucha con quienes hemos tenido el honor de compartir este espacio. Pero lo hacemos por una razón tan simple como poderosa: el amor a la política.
Nuestra renuncia no es solamente a un partido. Estamos diciendo ‘basta’, a todo un sistema que ya sólo produce ruido y confrontación, y que nada tiene que ver con lo que las personas necesitan: no ha facilitado su progreso, no ha resuelto sus problemas más sentidos, y no ha dibujado un destino esperanzador para sus hijos.
La realidad nacional que tenemos enfrente es un cuadro que va de la marginación, la violencia y la impunidad en Guerrero, y su réplica en todos los estados del país; hasta el discurso amenazante de Trump, que pone a nuestros paisanos migrantes contra la pared.
Este no es momento de andarse moviendo de un partido a otro, o de una corriente a otra. Ese no es el tipo de liderazgo que necesitamos. Los problemas que tenemos enfrente no distinguen entre derechas, izquierdas y centros. Y tampoco se resuelven con un sistema presidencialista que ya es inoperante a los ojos de todos.
Frente al malestar interior, el agotamiento de un sistema de partidos que es incapaz de dar respuestas, y la amenaza extranjera, este es el momento de dar una gran pelea en favor de la dignidad. Nosotros vamos a dar esa pelea, junto con toda la gente que se quiera sumar.
Por fortuna vivimos en una época en la que todo es posible. Todo lo malo, pero también todo lo bueno.
Tenemos que dejar claro que gran parte de la llamada “élite política” que habita en todos los partidos, desde el PAN y el PRI hasta MORENA, se ha convertido, en esencia, en un grupo de comerciantes del dinero público, que se dedica a la administración de las influencias, las impunidades y los privilegios para unos cuantos.
Con la renuncia al PRD, estamos protestando frente a esa forma de hacer las cosas; de pervertir el sentido originario y noble de una vocación que debe servir para la transformación positiva de la humanidad. Y con este acto de protesta, nosotros queremos diferenciarnos.
Ahora bien, en toda esta puesta en escena, la responsabilidad también llega a la ciudadanía. Quienes nos dedicamos a la tarea de gobernar somos responsables por acción y por omisión, pero las y los ciudadanos también han sido tolerantes y pasivos por demasiado tiempo, han visto crecer los problemas de prepotencia, de abuso y de corrupción frente a sus ojos. Pero ha llegado el momento de despertar.
Frente a la indiferencia, el descrédito y la apatía de un México en blanco y negro, ¿qué nos queda?
Nos queda la vida. Nos queda el entusiasmo y la necesidad de pensar en opciones que no se han intentado antes.
Este es el momento de la resistencia antisistema. Ubicarnos ahí es lo correcto. Frente al sistema de partidos que ya no funciona, hay que plantar un movimiento que consiga que la ciudadanía tome las riendas de la solución de sus retos y aspiraciones. Debemos conseguir que el gobierno sea un instrumento de la mayoría social, que procure y proteja el interés público.
La esencia de este movimiento al que a partir de hoy convocamos, descansa sobre tres pilares.
El primero de ellos es el gasto mínimo de dinero. El modelo actual de financiamiento de partidos y elección es simplemente inmoral. Los partidos políticos son negocios grupales, disfrazados y subsidiados por el esfuerzo de los mexicanos, sin incentivos para mejorar en ningún sentido.
Queremos que en México se hagan “campañas costo mínimo”, en las que triunfe la inspiración y la reflexión, por encima de la manipulación y los billetazos. Vamos a hacer política como se debe, poniendo el dinero al servicio de las convicciones y los ideales, y no al revés.
El segundo pilar de nuestro movimiento es el espíritu colectivo. Queremos que la gente y sus políticos sean aliados y amigos, en lugar de contrincantes y enemigos.
No nos interesan los demagogos, ni los líderes mesiánicos que prometen resolverlo todo a través de su sola figura. La dependencia de un solo personaje es el pasado, algo que jamás ha tenido éxito. Ahora es el momento del triunfo de las ideas y el equipo. Por encima del yo, ponemos el nosotros.
Para nosotros es central construir con empatía. Los principios que nos harán diferentes se verán reflejados en nuestras acciones. En el fondo, buscamos regresarle a la política su significado humanista. Así de grande es el reto. Así de importante es la fortaleza interna que necesitamos cultivar y promover.
Finalmente, el tercer pilar sobre el que descansaremos es la acción disruptiva. Para poder funcionar con éxito tenemos que emprender acciones nuevas, pensadas fuera de la caja. Hay que aspirar a lo imposible, a lo no previsto, a lo que rompe las reglas del juego en el que se desenvuelve el sistema obsoleto al que le queremos ganar.
Este tipo de actuar no se puede llevar a cabo sin una ciudadanía que asuma su papel protagónico. Estamos hablando de hombres, mujeres, niños y ancianos que sean, o aspiren a ser, los dueños de su propio destino.
Si logramos articular esta fuerza disruptiva, habrá senadores, diputados federales y un presidente o presidenta de la República, que arrasarán en las elecciones del 2018, gracias a que son parte de esta ola de transformación. Se trata de 365 posiciones de poder, que darán una vuelta completa a la vida política de nuestro país. Necesitamos, verdaderamente, reiniciar el sistema para provocar su evolución. Algo que jamás va a ocurrir desde dentro, porque a los jugadores internos más influyentes no les conviene que así suceda.
Debemos impedir que las candidaturas independientes se conviertan en rehenes de los mismos intereses del sistema, mediante el financiamiento de múltiples opciones, con la finalidad de fragmentarnos y pulverizar el poder del voto que representa la única forma de cambiar de verdad.
A quienes quieran dejar de ser víctimas impotentes de sus circunstancias, dejar de creer que nada pueden hacer frente a la aplanadora de la realidad, que de nada sirve votar, o que sólo sirve si a cambio se recibe una limosna electoral. A quienes ya no quieran refugiarse y consumirse en el hartazgo, la queja, el odio y las promesas que nunca se cumplen; a todas ellas y ellos los invitamos a formar la #Ola365.
En lo personal, cómo líder del Movimiento Jaguar, hace dos años dije NO a la candidatura a gobernador de mi estado, porque me negué a pactar con la corrupción. Y el siguiente año dije NO a una competencia por la presidencia de mi partido, porque me negué a ser parte de una simulación. Hoy que me retiro del sistema de partidos, me comprometo a dedicar mi esfuerzo, mi habilidad y mi pasión en este movimiento.
Aquí, frente a ustedes y junto a mis compañeras y compañeros, termino insistiendo que el amor a la política es la fuerza que nos mueve para llegar a un mejor lugar. A todas las personas que nos escuchan y que confían en la grandeza de su propio espíritu, las invitamos a volcarse a escribir un momento histórico que los llenará de orgullo. Estamos vivos. Tenemos que intentarlo.
Llegaron los días de mirarnos a los ojos, para intercambiar sonrisas y generar alegría en el corazón. Porque esa es la manera de tocarnos el alma unos a otros, de volvernos a encontrar y de lograr, por primera vez, que nuestro México de colores despierte y se manifieste. En todo su esplendor. En toda su gloria.

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