jueves, 2 de marzo de 2017

POLICRÓNICA

   Altanero…Hay muchos deportistas en la entidad suriana, en todas las disciplinas, pero tristemente, y pese a que se cuenta con un Instituto del Deporte del estado de Guerrero (INDEG), está convertido en un  “elefante blanco”, refugio de gente altanera y floja que rebasan hasta el director “fantasma”.


La queja general de los deportistas que practican diversas disciplinas, es que no hay apoyo del gobierno del estado, vía Instituto del Deporte del estado de Guerrero (INDEG). La mayoría de los grupos de deportistas tienen la firmeza de que el presupuesto que se tiene para el instituto, todo se va al puerto de Acapulco, de donde es originario el titular del área. Además hay opacidad en el manejo del presupuesto, pues el director no ha informado de cuanto es el presupuesto del 2017 para el deporte, y como se va a distribuir el gasto destinado para apoyar y fomentar el deporte. Sin temor a equivocarnos, podemos afirmar categóricamente, que hasta confusión existe en la identidad o el nombre de la dependencia que atiende el deporte en el estado de Guerrero. De acuerdo al historial, en el estado de Guerrero, en Junio de 1989, mediante Decreto del Congreso Local, se crea el Instituto del Deporte y la Juventud (INDEJ). Posteriormente el 17 de Diciembre de 1996, se crea la Secretaria de la Juventud y su Decreto de creación deroga el que daba origen al Instituto del Deporte y la Juventud y como parte de esta Secretaria, se crea la Subsecretaria del Deporte. El 15 de Octubre de 1999, se publicó en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Guerrero el Decreto Nº 437, mediante el cual se crea en el Estado de Guerrero, el “Instituto del Deporte de Guerrero”, como Organismo Público Descentralizado, con personalidad jurídica y Patrimonio Propio y como Organismo Responsable de la Promoción y el Fomento del Deporte y la Cultura Física en congruencia con el Sistema Nacional del Deporte y los Planes y Programas establecidos por el Gobierno Federal y Estatal. Pero bueno, nos quedamos con este último nombre, es como más coloquialmente lo conocemos como INDEG. Hace mucha falta orden, disciplina, responsabilidad y realmente a lo que deben estar, fomentar y apoyar en todos los aspectos el deporte en las diversas disciplinas, Acapulco y Chilpancingo, y se debe entender que esas ciudades, no son todo Guerrero, sino en todo el territorio debe sentirse la presencia del INDEG. Como podemos constatar que hay muchas deficiencias, además de personas indeseables dentro de la estructura, pero lo criticable, que no hay un portal actualizado en donde los ciudadanos puedan accesar a la información. Hay dos portales “oficiales en la red social, del INDEG, del anterior director Gonzalo Calvo Mejía y el actual, entonces al momento de consultar alguna información, definitivamente salen los dos y el lector no sabe a cuál entrar, y tiene que distraerse y andar indagando. Es como si recurriéramos al portal oficial del gobierno de Guerrero, y en la búsqueda, todavía apareciera como gobernador Angel Heladio Aguirre Rivero o Salvador Rogelio Ortega Martínez. Lo que se está demostrando con el actual director, es que existe opacidad. Hay una persona que se siente más que el propio Director del Instituto del estado de Guerrero (INDEG), Román Bello Vargas, un tipejo altanero, que se identifica como Jorge Vélez Adame, con un inexistente nombramiento de “comisario del deporte en el estado de Guerrero”. Tal vez será comisario pero de su pueblo, pero quien sabe de donde sea. Quienes lo conocen, y con los que ha cruzado palabras, sintetizan su perfil de la siguiente manera: violento, déspota y autoritario. Es un verdadero perdonavidas, pues llega a los campos deportivos, y exige que nadie lo moleste, ni que le tomen fotos, como si se tratara de un mafioso, más no como un servidor públicos para atender las demandas y carencias del deporte de Guerrero. Nadie sabe realmente cual es el papel de Jorge Vélez Adame, nada más lo identifican como el “comisario”, pero en el portal de los dos “INDEG”, no explican de la existencia de esa figura, y hasta donde tratamos de indagar, es una figura que está en el organigrama de los organismos descentralizados y su función es la de vigilar y evaluar los trabajos y resultados, y en este caso, suponemos que es lo del deporte.  Pero en el incompleto y enredado portal “oficial”, insistimos, hay dos del actual director y anterior, no hay mayor información sobre la figura del “comisario”, entonces está obligado Román Bello Vargas, quien es ese tipo que en un momento dado lo anda usurpando, porque habla en su nombre. Quienes han tenido la mala pata, se han encontrado con este sujeto que se ha hecho de palabras y hasta retándolos a golpes, es decir es un “funcionario salvaje”, pero lo más peligrosos que algún día, que no queremos, de efectivamente la “nota roja” al agredir algún jugador, madre, padre o hermano de algún deportista, inclusive de algunos directivos de ligas de las diversas disciplinas. Es un peligro para el deporte este violento personaje, tienen que cuidarse mucho los que andan metidos en el fomento de las diversas disciplinas. Eso significa que es poca la atención que le pone el acapulqueño funcionario, todo descuida, porque prefiere atender sus negocios particulares que la encomienda que tiene del mandatario estatal, el priista, Héctor Antonio Astudillo Flores, por ello algunos tipejos se aprovechan de la ocasión y se hacen pasar como los altos funcionarios del INDEG, como ya está demostrado con el tal Jorge Vélez Adame, quien se siente dueño  de las canchas de fútbol, en donde se presenta. El tipejo, para escribirlo con elegancia, tiene muchas quejas  en su contra de que es un violento, insulta a la gente, la trata con despotismo. Tiene que poner un correctivo el director del INDEG, Román Bello Vargas antes de que lo meta en broncas innecesarias. Esta advertido...Razón...Tiene razón el dirigente del club de cuates “Cuicalli”, Adolfo Chávez Romero, al reclamarle al gobernador del estado de su incumplimiento y de que se le ha terminado su año de gracia que pidió para cumplir con su eslogan “Orden y Paz”. También hay razón, cuando hemos cuestionado en este espacio que Chávez Romero, es un elitista, no invita a todos los medios de información a cubrir sus eventos, únicamente a quienes “maicea” y que son sus cuates, entonces queda oculta, olvidada y sin trascendencia, lo que diga y deje de decir el “club Cuicalli”. Como lo que sucedió ayer en la primera sesión mensual que reanudó después de un largo tiempo. El invitado especial fue la del gobernador del Partido Revolucionario Institucional Héctor Antonio Astudillo Flores, y recibido con una crítica constructiva basada en la realidad, por ello el dirigente del club Adolfo Chávez Romero, señaló que la actual administración no ha cumplido con el Plan Estatal de Desarrollo debido a que sus secretarios “no trabajan ni pueden trabajar en equipo, porque no tienen los mismos intereses”. Es decir  Astudillo Flores, está sólo, como se lo hemos repetido muchas veces en este espacio o se siente el hombre “plus-ultra”, creyendo que todavía es el presidente municipal de Chilpancingo, cuando se supone que debiera ser más ejecutivo como el cargo que ostenta. El anfitrión también le remarcó  al mandatario que la promesa de brindar seguridad a la población y de castigar a los culpables del desvío de recursos de la pasada administración no se ha cumplido en el término que el gobernador mismo se dio. Chávez Romero leyó un texto en el que apuntó que la falta de resultados del gobierno de Astudillo Flores se debe a que sus secretarios pertenecen a diferentes grupos políticos, lo que limita el alcance de su trabajo en el estado. O sea un gabinete fallido. También le reclamó que la promesa realizada frente al periodista Carlos Loret de Mola el 3 de mayo de 2016, con la que se comprometía a que la inseguridad se acabaría en un año, no ha sido cumplida. Toda esta exposición le cayó directamente en la cara de Héctor Antonio Astudillo Flores, quien al momento de escuchar, no ocultaba de que estaba superencabritado, y quienes no lo conocen, deben saber, que es rencoroso, vengativo y chismoso, pues no le gusta que lo cuestionen, mucho menos en público, como lo hizo el empresario Adolfo Chávez Romero, quien ha sido víctima de la delincuencia, por eso anda huyendo de Chilpancingo y vive en otra entidad federativa de este país. La respuesta virulenta de Astudillo Flores, y sin guardar compostura y  diplomacia respondió amenazadoramente--¡cuídate Adolfo!-- a Chávez Romero con un tono molesto y con cara de pistola: “ya tuviste tus diez minutos de fama en la radio” (la sesión se transmitió en vivo en una emisora local que por cierto, los conductores tienen la mala costumbre de cortar las entrevistas y transmisiones en vivo para meter sus indeseables anuncios), pero que en su exposición le demostraría que no tenía razón en sus señalamientos. Durante su intervención de manera continua y sin pausas el empresario local le recordó que la administración pasada, que encabezaron el ex priista Ángel Heladio Aguirre Rivero y el universitario Rogelio Ortega Martínez, dejó un quebranto de 18 mil 600 millones de pesos y que hasta la fecha no se ha castigado a nadie y que incluso funcionarios de esos gobernadores continúan laborando en el actual gobierno. Agregaríamos, que los responsables anda de vacaciones por meses en el extranjero, otros son millonarios y  hasta empresarios, gracias al saqueo al erario público. Toda esta información, no fue captada por los reporteros que asistieron a la sesión para publicarla en sus respectivos medios, primero porque la radio que transmitía el evento, y que se supone estaba pagando el espacio “Cuicalli” mandó al “aire” lo que quiso, por ende no se escuchó todo el reclamo del empresario, y los representantes de medios impresos, no reprodujeron esas palabras de reclamo, en algunos casos llegaron al extremo de tergiversarlas y le dieron más espacio a lo expresado por Astudillo Flores, para que así pudieran cobrar su mesada de los reporteros de la “fuente” y sus medios el convenio en la Dirección de Comunicación Social. Por cierto, ya fuera de la sesión, le preguntaron sobre la corrupción en los medios, por cobrar muchos miles y hasta millones de pesos  en su oficina de prensa, Astudillo Flores, simplemente respondió que la lista ya estaba pactada desde los gobiernos anteriores. Eso demostró que es amigo de la opacidad, cuando está obligado con la transparencia, ya que su oficina  se ha convertido en un barril sin fondo y tampoco ha transparentado. La postura de Chávez Romero fue la de muchos ciudadanos de Guerrero hubieran podido decirle en su cara a Astudillo Flores de lo que siente, perciben sobre la violencia que está a la orden del día y para él, no pasa nada en Guerrero, porque dispone de por lo menos dos docenas de guaruras, vehículos blindados y viajar por aire utilizando una flotilla de aeronaves en plena “simulada” austeridad. Lamentablemente en Guerrero, la mayoría de los medios de comunicación impresos y electrónicos están comprados por el gobierno estatal Astudillista y no lo pueden cuestionar, ni reproducir ese tipo de reclamos, que no solo benefician a la sociedad como un desfogue a la presión que viven todos los días por la inseguridad, sino hasta para el propio gobierno, para tener conocimiento de la realidad. Entonces no vemos porque razón Astudillo Flores se molesta con la crítica bien intencionada. Debiera ser el primero en demandar del pueblo y de los medios que cumplan con su papel de informadores, orientadores y críticos, en lugar de ensalzarlo, vanagloriarlo y arrastrarse con tanta zalamería, como se ha visto en los casi 17 meses de su gobierno representado por el Partido Revolucionario Institucional. Se supone que después de 10 años y medio de ayuno en el gobierno estatal, Astudillo Flores debería instrumentar otra política de comunicación social en la que se conozcan más los aciertos de gobierno, que su figura personal y la de su mujer Mercedes Calvo Elizundia. Para la titular de la DGCS, Erika Lorena Lursh Cortés, no hay más funcionarios, que el matrimonio  Astudillo-Calvo, en tanto el resto de los colaboradores, no existe, pese a que son parte del engranaje gubernamental.

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