viernes, 3 de marzo de 2017

PRINCIPAL DE NOTA ROJA

 La maldición del oro hace
12 años alcanzó a Mezcala

Margena de la O.--En Mezcala, hace 12 años, había ganado desperdigado por todo el monte sin que sus dueños se preocuparan por encerrarlo.  “Todos teníamos nuestros animalitos, pero doña Carlota, ella sí tenía cantidad: 200 cabezas”, calculó don Isidro, un hombre de 82 años dedicado al campo. En esos tiempos, don Isidro juntaría unas 60 vacas, pero ahora no tiene ninguna, pues las vendió poco a poco después de darse cuenta que morían al beber agua de los pozos cercanos a una planta de beneficios.

Mezcala es un pueblo árido de paso obligado a Carrizalillo, ambos del municipio de Eduardo Neri. Carrizalillo y Mezcala comparten más que el camino y la jurisdicción: en 2007 cerraron un convenio millonario por la renta de tierras ejidales y comunales con la empresa minera Luismin, quien vendió los derechos al corporativo Gold Corp. 
Ahora, esos dos pueblos son un ejemplo de la devastación que deja la explotación de minerales. Eduardo Neri es uno de los municipios de Guerrero que crean el cinturón de oro que atraviesa la Sierra Madre del Sur, inundado de concesiones mineras. La Dirección General de Regulación Minera de la Secretaría de Economía arrojó que hasta el 31 de julio de 2014, un 23% del territorio guerrerense estaba concesionado, con 868 títulos vigentes con el modelo concesión única. La cifra para estas fechas debe ser mayor.
La primera empresa minera que intentó asentarse en Mezcala fue Grupo Peñoles, pero se quedaron Farallón y Nukay, que le cedieron sus derechos mineros a Luismin.
En 2007 que Luismin inició la explotación minera en el pueblo, construyó una de las plantas de beneficios o bien, nombre que reciben  los lugares donde concentraban las rocas unidas al mineral para la etapa separación, basada en la utilización de cianuro. Esa planta quedó en el pueblo, con sus fluidos expuestos, porque nunca la clausuraron.
La gente del pueblo la reporta cerrada porque no han vuelto a ver trabajadores de la minera por el lugar, pero el director de Promoción Industrial, Agroindustrial y Minera de la Secretaría de Fomento y Desarrollo Económico del gobierno del estado, Omar Elías Azar, no tiene ningún reporte de cancelación de operaciones en esa planta.
Cuando las vacas bebían agua en los pozos cercanos a la planta daban pasos mecidos y después retozaban intempestivamente en el piso. Morían. Don Isidro dice que le desanimó que el personal de la empresa en lugar de pagarles los 3 mil pesos prometidos por cada de animal que muriera por beber agua, que suponen está envenenada por los desechos mineros, los sepultaban a escondida  para evadir el pago.
Ahora, beber un vaso de leche bronca en Mezcala, como le gusta a don Isidro, es casi imposible: “Luego uno quiero comprar leche y no hay”.
La casa de don Isidro es de una moldura exacta a otras de otros pueblos que surcan el río Balsas. En 1986, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) se las construyó a todos los que quedaban al paso de donde planearon y crearon la presa El Caracol; en Mezcala sólo fue unos metros arriba, pero a Balsas, La Fundición y Real de Limón, que pertenecen a Cocula, los llevó a fundar otros pueblos con la palabra “Nuevo” por delante. Todos esos los lugares, independientemente del territorio los hermana el río, el capricho de la CFE, el cinturón de oro y la explotación minera.
Don Isidro va y viene del campo a ver sus terrenos, porque ni siembra ni ordeña –desde que los comuneros y ejidatarios de la zona rentan sus tierras casi nadie se dedica al campo–. Después de 83 días que los ejidatarios de Carrizalillo bloquearon las actividades de la minera, arrancaron ese 2007 un mejor pago por sus tierras, y la empresa también obligadamente les mejoró el precio a los comuneros de Mezcala. Desde entonces esa es la principal fuente de ingreso de don Isidro; su nombre está inscrito en la lista de los 330 comuneros del pueblo que el año pasado recibieron casi 100 mil pesos.
En las negociaciones con la minera, los comuneros incluyeron en los beneficios anuales, aunque no en las mismas cantidades, a los adultos mayores, jefes de familia y madres solteras. Ya casi nadie vive del campo, si no de proveer servicios a los empleados del consorcio minero canadiense.
Obras comunales a cambio de explotar las tierras
Otra parte del convenio se queda en el Comisariado de Bienes Comunales para obras en el pueblo. Unos días antes de encontrar en su casa a don Isidro, que ese miércoles de la charla diría andaba refundido en el huerto trasero, los miembros del Comisariado preparaban detalles para inaugurar sus nuevas instalaciones –una construcción robusta, con grandes ventanales, faros y enrejado de herrería, como si tratará la casa blanca y bonita de una hacienda, que ni la cabecera municipal tiene de Ayuntamiento–, en el centro del pueblo.
Ese día, varias cuadrillas de albañiles también construían la iglesia y otras la escuela primaria por encargo del Comisariado. En las calles de Mezcala se pisa adoquín en lugar de pavimento, y tiene una especie de plaza para sus bailes, que ocuparían los niños de la hasta que les terminaran sus aulas.
Devastación en el futuro
Miguel Ángel Mijangos Leal, de la  Red Mexicana de Afectados por la Minería (Rema) Guerrero, tiene un panorama de cuál es el destino de comunidades explotadas por empresas mineras como Carrizalillo y Mezcala: la devastación.
El equipo de la asociación civil Procesos Integrales para la Autogestión de los Pueblos (Piapac), de la que Mijangos Leal forma parte, indicó, a través de estudios, que Gold Corp diariamente genera varias toneladas de desechos de mina, que literalmente son metales pesados tóxicos que en contacto con el aire, el sol y el agua producen contaminantes que puede durar más de 500 años en el ambiente.
Los datos de Rema es que por cada tonelada de piedra que remueven en los tajos de Los Filos y el Bermejal producen medio gramo de oro, y el resto son desechos conocidos como “pasivos ambientales” o contaminantes.
Mezcala, situado a unos metros de Carrizalillo, empezará, según el experto, a sufrir problemas serios: “la parte trasera de Carrizalillo ya se está explotando y todo ese escurrimiento cae directamente al río que pasa a un costado de Mezcala y que después se incorpora al Balsas”.
Estudios de la tragedia
Source International, es una organización no gubernamental que acompaña a comunidades con problemas de contaminación ambiental y daños a la salud, provocados, especialmente, por industrias extractivas, como sucede en Carrizalillo y Mezcala. Flaviano Bianchini, fundador de esta organización, coordinó hace un par de años un estudio para medir los niveles de metales en el polvo y el agua que circulan por ahí.
La primera medición ubica los polvos PM2,5 (“son partículas de una dimensión tan pequeñas que al ser inhaladas entran directamente en el pulmón”), considerados como un riesgo para desarrollar enfermedades, porque van cargados de contaminantes que se cuelan a la sangre de los humanos.
El equipo de Bianchini levantó muestras en los lugares más comunes de Carrizalillo, en tres momentos distintos de un par de días de marzo de hace dos años. La escuela primaria y el jardín, donde más conviven los niños, son los lugares donde circulan más polvos menores a 2,5, cargados de aluminio y hierro. Por ejemplo, el hierro superó seis veces más el límite permisible y al aluminio hasta cuatro veces. El límite permisible de esos metales es de 0,5 microgramos.
La organización que además vigila que no se violen los derechos humanos en zonas con proyectos extractivos, advierte que la alta absorción del aluminio provocaría alteraciones en el sistema nervioso central: demencia, pérdida de la memoria, apatía, temblores severos. Mientras que el hierro, también en dosis altas, desencadenaría neumoconiosis benigna, llamada siderosis.
Para medir la calidad del agua, Source International recogió muestras el 15 y 16 de enero de 2014 en seis puntos distintos del pueblo, bordeado por el río Balsas, y en dos de ellos, justo donde el caudal pasa por la mina (barranca Honda), los valores de metales pesados son más altos; rebasan los límites de ley de hasta 100 veces. Aluminio, arsénico, hierro, manganeso y plomo son los metales más elevados.
El estudio también informa de un censo en la poblacióncon cifras y porcentajes de padecimientos de los habitantes entre mayo y julio del2012: 25 partos prematuros en mujeres entre 16 y 40 años, 38% de la población con daños a la piel, 45. 12 % con problemas en los ojos, 57.2% con problemas respiratorios, 44.8% con problemas en la garganta, y 32.4% se queja de cansancio y problemas en huesos y muslos.
Los números de la Piapac dan cuenta de otra historia en esa zona minera: 127 personas muertas y seis desparecidos de 2011 a noviembre de 2015 en la confrontación de eso grupos organizados; 45 personas muertas por enfermedades asociadas a la contaminación de la minera en ese mismo periodo, y al menos una tercera parte del pueblo, que en sus buenos tiempos sumó más de 300 familias, emigró.
La historia desolada de Carrizalillo se resume así: enfermedades, muertes, crímenes (Carrizalillo es otra zona ocupada por grupos de delincuencia organizada), desplazados, separación familiar, pérdida cultural.
Que los habitantes de Mezcala se quedaran sin ganado, al parecer, sólo es el principio. (lasillarota.com).

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