viernes, 7 de abril de 2017

ARTICULO

Estudiar en tiempos de crisis
César González Guerrero
Expreso mi especial Reconocimiento al estimado y apreciado Sacerdote Vicente Guerrero Barreto quien, hasta  esta fecha, es el único Copalteco surgido de una familia eminentemente campesina,  que ha logrado estudiar una carrera eclesiástica y prestar sus servicios en la Iglesia Católica.
A pesar de que la crisis es un fenómeno que se expresa de diferentes formas y en aspectos diversos, su situación es la misma, representa un desequilibrio que no nos permite avanzar de manera armónica y justa, obstaculizando el desarrollo de todas las partes que conforman la sociedad.
No hay duda que este problema se presenta a lo largo del proceso de desarrollo de todas las sociedades y en todos los tiempos solo que, en algunos casos, repercute más que en otros y desde luego los individuos se afectan en ese mismo sentido. Así,
observamos como desde el origen del hombre a esta fecha, las crisis son parte de la misma sociedad.
Hace algunos años para nosotros, precisamente en las décadas de los 60s, estudiar fue una gran aventura y una grata experiencia, principalmente para todos los que de una u otra forma hicimos el esfuerzo, con el apoyo de nuestros padres. Fue una gran osadía salir adelante a pesar de las grandes carencias de la época. A nuestra generación correspondió vivir una situación de crisis diferente a la que vivieron nuestros antepasados y obviamente muy diferente a la que experimentan las nuevas generaciones.
Y es que en el aspecto financiero es donde se manifiesta más este fenómeno porque cuando no hay dinero, nada se puede intercambiar mucho menos realizar. Y esa es la cuestión que hoy deseo comentar, como se experimenta la vida del individuo o de la familia en tiempos de crisis.
De entrada en nuestra época, las monedas que se utilizaban actualmente ya no se conocen, por ejemplo la llamada “cualila” fue una moneda sin valor que fue reemplazada por las monedas de a  “cinco”, “diez”, “veinte” y “cincuenta” centavos. El “peso” fue una moneda que sí se conocía pero en la mayoría de los hogares y en los “bolsillos” contar con un “peso” no fue muy frecuente. La mayor parte de los productos se compraba con monedas de menor valor al “peso”.
Fue así como podíamos comprar (se decía “mercar”) galletas o dulces de a 5 por cinco, una paleta de hielo o “pieza” de pan de 20 centavos, un cuarto de azúcar (decían “azucara”) o una “bolsita” de café (decían “Cajue”) de a 50 centavos, por mencionar algunos precios. Desde luego que sí se comercializaban otros productos de más alto costo como la carne, la ropa, el calzado, etc.
En aquellos tiempos los pueblos carecían de la energía eléctrica y utilizábamos el “candil” para poder estudiar en las noches. No había dinero para el cuaderno mucho menos para lápices y lapiceros, por lo que en muchas ocasiones teníamos que utilizar el “piso de tierra” con su respectiva “varita” o “palito” para aprender y conocer las “tablas” y  escribir las “vocales” y el “abecedario”. Desde luego no había becas como las actuales. Eso si todas las mañanas nos proporcionaban un rico e inolvidable desayuno denominado “choco-leche” con pan.
Recuerdo también cómo utilizábamos los productos que cosechábamos y lo que la naturaleza nos proporcionaba como las semillas de maíz, frijol, piedritas, frutos, para aprender a contar.
Para nosotros trabajar en “ramadas”, bajo la sombra de un árbol o en un espacio no apropiado jamás fue motivo de paros, huelgas o plantones como lo hacen ahora. Los maestros siempre cumplieron su función con responsabilidad y compromiso social. Ahora todo es diferente. No recuerdo suspensiones de clases por esos motivos. (No cabe duda, tal parece que el desarrollo tecnológico nos está causando más problemas).
Tampoco existían las calculadoras, las computadoras, etc, o sea la tecnología que ahora todo resuelve, pero no ayuda al estudiante a ser creativos y reflexivos. Eso hace la diferencia de un estudiante del siglo XX con el del siglo XXI.
Ahora, en plenos tiempos de la modernización y el desarrollo tecnológico también se presentan crisis porque existen muchas comunidades que carecen de aulas, mobiliario, no tienen energía eléctrica y aun faltan los instrumentos tecnológicos, es decir la crisis sigue afectando a los más pobres y a los pueblos con mayor marginación social, a pesar de que ahora ya se habla de miles y millones de pesos. Son insuficientes los recursos económicos y se hace urgente optimizarlos. Ese es el reto. Ya veremos

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