ARTÍCULO

El Valor De Los Votos
Apolinar Castrejón Marino

Apolinar Castrejón Marino
“Ayer en el almuerzo, solo me comí 10 hot cakes, un pollito, una torta de este tamaño, 5 tamales, un litro de licuado y una jarra de jugo, porque estoy a dieta este año. Lo bueno casi no se cuenta, pero cuenta”. Así escribió en su “feis” una marrana que cobra como funcionario mexicano.
“Lo bueno casi no se cuenta…pero cuenta”. ¿Cuántas veces ha escuchado usted este reclamo presidencial, acompañado con fotografías de los “beneficios” que proporciona el gobierno de Enrique Peña?
El año pasado, emprendió esta gran campaña (pagada con el dinero que nos quitan, por “impuestos”), con el claro propósito de reprochar a esos malos mexicanos, que tienen la osadía de señalar los errores y defectos del gobierno, y del presidente.
Durante los 4 años y medio que lleva en el cargo, todos los días y a toda hora, los mexicanos deben soportar su jerigonza en la que se auto alaba, y asegura que en nuestro país, todo marcha bien. Nunca, nadie, ningún presidente de México o del mundo, tuvo tanta exposición en los medios masivos de comunicación.
Con tan costosa trayectoria, más las alabanzas de sus colaboradores, los halagos de su familia, y las adulaciones de los usufructuarios de los “favores” presidenciales, es correcto que Peña Nieto se sienta un gran orador, y hasta un “estadista”.
“¡Como no me vas a querer a mí, que soy tan maravilloso, espectacular, extraordinario”! “¿Dónde vas a encontrar a otro, como yo, que te atienda y te haya dado los mejores años de su vida? ¿Cómo no vas a quererme a mí...?”
Pero como “No hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague” a este gran farsante, le quedan escasos 9 meses de poder efectivo. Y poco más de año y medio para que deje “Los Pinos” y “…se vaya a enchinchar a otra parte”.
En el mes de noviembre se desatará la desbandada de los políticos de todos los partidos con miras a conseguir una nominación para cualquier cargo que les asegure seguirse manteniendo de nuestros impuestos. Y entonces, no habrá disciplina, ni control que valgan.
Entonces recibirá una dosis del amargo sabor de la derrota, porque, como pintan las cosas, el candidato priista al gobierno del Estado de México va a ser atropellado por las fuerzas de la oposición.
Todo dependerá de que la gente, al fin entienda lo más importante de las elecciones.
1° la gente que acudió a las casillas, aunque haya votado por cualquier partido, al emitir su voto, dio legitimidad a Enrique Peña Nieto. En asuntos de elegir, no se vale arrepentirse, o decir que “nos defraudó”. Una vez en el poder, los gobernantes cumplirán su periodo, y harán lo que se les antoje.
2° el voto de la gente tiene un valor muy reducido. Los votos que cuentan de verdad son los de los líderes y dirigentes, y en última instancia los de los caciques del Instituto Nacional Electoral.
3° en el Estado de México, se están concentrando todos los mapaches y tejones del país, para asegurar el triunfo del candidato del pri. Los otros partidos también afilan sus garras, aunque sus alimañas, nunca serán mejores que las tricolores. Y esto solo indica que ganará las elecciones los más mañosos.
4° es completamente falso que el voto sea una conquista de los mexicanos, porque usted podrá tener la mejor opinión de quienes son los mejores ciudadanos de su entorno, y sabe quién sería un buen gobernante, pero ¿alguien ha escuchado sus opiniones? Claro que no, este privilegio corresponde a los dirigentes de los partidos.
Ellos escogen al candidato, y se ponen de acuerdo con él, poniendo en la mesa los intereses de cada quien. Y así ha sido siempre, o ¿Alguien podría decirnos cuando fue el momento histórico en que los mexicanos iniciaron una lucha para conseguir el derecho a votar?
Madero luchó contra el gobierno y por el sufragio efectivo, porque él quería ser presidente de México, y lo mismo hizo Vicente Guerrero. En el Estado de Guerrero, los Figueroa, los Galeana, también lucharon, porque ellos querían llegar al poder. La revolución del sur solo sirvió para quitar a unos caciques, para poner a otros.