lunes, 15 de mayo de 2017

POLICRÓNICA

  Periodistas…La agresión de siete periodistas el 13 de mayo, quedará en la impunidad, el gobierno Astudillista lo minimizó, lo bueno de todo esto es que están vivos y cuenten la negra tarde del sábado ¿Es un calambre para los comunicadores que se atreven a informar la realidad de Guerrero?, ¿Es un mensaje cifrado entre el gobierno y la delincuencia para llegar al grado de la autocensura?

En medio de dos retenes militares siete periodistas con total impunidad un grupo de civiles armados los despojaron de una camioneta, teléfonos celulares, cámaras fotográficas, cámaras de video, computadoras, dinero en efectivo e identificaciones oficiales y de prensa, además el gobierno de Guerrero no ofrece ninguna garantía para cumplir con la tarea de informar en un estado de guerra. El pasado sábado 13 de mayo, siete periodistas de diversos medios locales, nacionales e internacionales, fueron retenidos en un retén de civiles armados en la carretera Iguala de la Independencia-Ciudad Altamirano el sábado por la tarde, a la altura del municipio de Acapetlahuaya, en la zona norte de Guerrero.  Con lo que se suman a las frías estadísticas de agresiones del  2000 a la fecha, la organización defensora de la libertad de expresión Artículo 19 ha documentado el asesinato de 104 periodistas en México, por posible relación con su labor periodística. Los periodistas fueron retenidos por unos cien civiles armados y encapuchados, quienes los despojaron de sus pertenencias, cuando regresaban de cubrir los violentos acontecimientos en el municipio de San Miguel Totolapan, en donde fuerzas militares, y policías estatales desalojaron a los integrantes del Movimiento por la Paz. Los periodistas fueron retenidos por más de 15 minutos por personas visiblemente drogadas que portaban diversas armas. Ellos fueron Hans Máximo Musielik, colaborador de Vice News; Pablo Pérez García, colaborador de Hispano Post; Jair Cabrera, colaborador de La Jornada; Jorge Martínez, de la agencia Quadratín; Angel Galeana, de Imagen TV; Alejandro Ortíz, del diario digital Bajo Palabra; y Sergio Ocampo Arista, corresponsal de La Jornada en Guerrero. Los civiles armados, despojaron a los reporteros de sus equipos de cómputo, cámaras fotográficas y de video; teléfonos celulares, dinero en efectivo, así como una camioneta Patriot, todo por un monto cercano al millón de pesos. A Hans Máximo uno de los civiles armados lo amagó con una pistola en la cabeza, y le advirtieron: “Si los vemos que se detienen en el retén y dicen lo que les pasó, los vamos a comer vivos. Ahí tenemos halcones vigilando”. Pero la violencia contra periodistas, no paró ahí, también el mismo sábado por la tarde, también otro colega de la región de la Tierra Caliente, Agustín Hernández Arenaz fue golpeado y le fue dañado su equipo de trabajo, pero no por grupos delictivos, sino por los policías estatales, quienes también le lanzaron gas lacrimógeno y le advirtieron que no grabara y que les “gustaba su celular” para decomisárselo. Esto sucedió en la tarde del sábado cuando el periodista calentano Agustín Hernández Arenaz estaba grabando  los hechos en Palos Altos, donde había un retén, cuando los uniformados le tiraron su celular y advirtieron que eso era para que dejara de grabar,  además “les valía verga que fuera periodista”. Estos hechos reprobables y condenables, se registraron en medio de dos retenes militares, uno en Palos Altos y otro en Teloloapan, entonces los delincuentes cometieron la agresión de manera impune en el crucero a la cabecera municipal de Acapetlahuaya (General Canuto A. Neri). En el caso de los periodistas  de Chilpancingo, se habían trasladado por la mañana del sábado a la región para cubrir los acontecimientos que se suscitaron el viernes en el municipio de San Miguel Totolapan, en donde fuerzas militares, y policías estatales desalojaron a los integrantes del Movimiento por la Paz, lo que generó unos 20 bloqueos de protesta en caminos y carreteras de siete municipios de los nueve de la Tierra Caliente. En la zona que comprende los municipios de Arcelia, San Miguel Totolapan, Tlapehuala, y Ajuchitlán del Progreso se disputan el trasiego de la droga los grupos de “Los Tequileros” y “La Familia Michoacana”, que tiene influencia también en otros municipios de la región. Desde las 7:30 horas de la mañana del 13, los reporteros arribaron en dos vehículos al municipio de Teloloapan, y desde partieron hacia la Tierra Caliente, y al llegar al poblado de Palos Altos, municipio de Arcelia, dejaron los dos vehículos en el estacionamiento de un restaurante. A partir de ese lugar, se trasladaron a pie a diversos puntos ubicados en la carretera federal que va de Iguala de la Independencia a Ciudad Altamirano, en un tramo de unos 15 kilómetros. Debido a que la policía estatal antimotines venía desalojando los bloqueos instalados por transportistas, principalmente, los reporteros acordaron que dos de sus compañeros se trasladaran a Palos Altos, previendo que los descontentos con la operación de desalojo en San Miguel Totolapan prendieran fuego a los vehículos. Por la tarde alrededor de las 16 horas, los siete reporteros pasaron a comer a uno de los restaurantes ubicados en la presa Vicente Guerrero, ubicada en Palos Altos, del municipio de Arcelia, y una hora después partieron de regreso rumbo a Iguala. En el trayecto pasaron por el retén militar, y posteriormente se dirigieron con rumbo al crucero que va al municipio de Acapetlahuaya, pero alrededor de las 18 horas se toparon con un retén de piedras y palos, resguardado por unos cien civiles armados, que con palabras altisonantes obligaron a los colegas a bajar de las dos camionetas, una Jeep Liberty, y una Patriot. De inmediato un grupo de jóvenes, incluido un menor de unos 13 años, empezó a despojarlos de sus pertenencias, y otro sujeto, al parecer el jefe del retén, les pidió las llaves de los vehículos. Los reporteros fueron llevados a un callejón, en donde había unas viviendas, mientras un grupo de los civiles sacaba de las camionetas las computadoras, cámaras, y demás equipo, y otros pedían las carteras de los periodistas, llevándose el dinero. Después de unos 15 minutos, otro de los líderes del movimiento advirtió que uno de los vehículos se quedaría, pese a los reclamos. Les advirtieron: “Si no se van, les vamos a quitar las dos camionetas, y se los va a llevar la chingada”. Ante las amenazas, los reporteros cedieron y abandonaron el lugar en el otro vehículo y llegaron ya entrada la noche a Chilpancingo. Sobre los hechos, el gobierno de Guerrero, informó ayer domingo que la Secretaría de Protección Civil del Estado movilizó dos vehículos, el primero partió de Iguala hacia Teloloapan y el otro de Teloloapan hacia a Iguala. Se alertaron, a través de la Secretaría de Salud, a todos los nosocomios como un acto de prevención si fuese necesario con acciones de atención médica inmediata. El gobierno de Guerrero, ya le puso nombre de los supuestos atacantes y sostiene “El grupo de comunicadores fueron detenidos y asaltados por individuos, que se presume son integrantes de la Familia Michoacana”. Es decir, ya sabe que grupo delincuencial atacó a los comunicadores y estos a la vez nunca identificaron que si pertenecen a algún grupo delincuencial, simplemente se concretaron a decir que fueron hombres civiles armados. Además durante el trayecto desde el punto en que se presentó el ataque, hasta Chilpancingo, los mismos comunicadores agraviados afirmaron sin temer a equivocarse que nunca encontrar en la vía federal elementos de la Policía Federal o militares patrullando la zona, excepto un retén cerca de la entrada a Teloloapan y el supuesto auxilio a través de Protección Civil, tampoco, por lo que queda en el aire como una invención del gobierno de Guerrero, el cual por cierto a 24 horas de ayer domingo nunca más ofreció mayor información de alguna investigación a través de la Fiscalía General del estado, tanto que fue escueto el comentario que no mereció que se abundara sobre el tema.  Además hoy lunes 15 de mayo  por la mañana, a dos días de los hechos, el gobernador de Guerrero por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Héctor Antonio Astudillo Flores, entrevistado por algunos medios electrónicos, cuando le preguntaron sobre el ataque a periodistas, su contestación fue precaria y hasta adusta,  con una carga de desdén, buscando la forma de minimizar lo acontecido, además ni siquiera abordó de la agresión de un octavo periodista de la región calentana. Ese es un mal mensaje que deben enteder perfectamente bien cada uno de los que se dicen periodistas y comprometidos con la información y la verdad de lo que acontece en Guerrero. Por lo que ayer mismo, en Chilpancingo, más de 150 periodistas sin importa a que organización pertenezcan emitieron un posicionamiento, en la que condenan la agresión de los siete colegas, pues ante esos hechos que atentan contra la libertad de expresión y que pusieron en riesgo la integridad física de los siete compañeros y la ausencia de garantías para el desarrollo de su trabajo periodístico, los reporteros de Guerrero y del país expresan su condena y rechazo a esos hechos lamentables. En el pronunciamiento, denuncian que “esos grupos criminales se mueven con total impunidad y nos parece extraño que hayan actuado con total anarquía en medio de dos retenes del ejército mexicano, lo que confirma la convivencia entre las fuerzas del orden y esos grupos del crimen organizado”. Es grave además que ante esos acontecimientos las autoridades federales y estatales no actuaron siguiendo un protocolo de búsqueda, localización y protección de los compañeros, por el contrario generaron falsos rumores al informar que los compañeros venían en camino resguardados, lo cual no fue cierto, el traslado fue por su cuenta y llegaron solos a esta capital. Está probado que el gobierno de Guerrero mintió totalmente de que había garantizado seguridad a los periodistas. ¿Es un calambre para los comunicadores que se atreven a informar la realidad de Guerrero?, ¿Es un mensaje cifrado entre el gobierno y la delincuencia para llegar al grado de la autocensura?, en verdad que es preocupante, por lo grave de los hechos que le sucedieron a los compañeros y que se dan en un contexto de violencia y agresiones constantes a los reporteros; México se ubica entre los países donde ejercer esta noble labor es un grave riesgo para quien la ejerce, en Guerrero basta recordar el crimen de dos periodistas en este sexenio estatal, el 25 de abril  del 2016 asesinaron en Taxco de Alarcón al periodista Francisco Pacheco Beltrán y el 2 de marzo del 2017, Cecilio Pineda Birto  en Ciudad Altamirano, en ambos casos las autoridades se comprometieron a resolver los crímenes y castigar a los responsables, lo cual no se ha cumplido, por lo tanto como no hay castigo se alienta a seguir haciéndolo porque no hay justicia y se pueden actuar con total impunidad. El llamado sin duda a los periodistas  y a la sociedad en general estén observando los acontecimientos de estos hechos y no permitir una agresión más a la libertad de expresión y el derecho a tener una sociedad informada, por lo que respecta a los comunicadores pese a las adversidades y abandono del Estado, continuarán cumpliendo con su tarea  periodística. Por los hechos ocurridos el 13 de mayo del 2017, ahora los comunicadores demandan al presidente, Enrique Peña Nieto y al gobernador, Héctor Antonio Astudillo Flores que activen protocolos de seguridad a los siete compañeros ante las amenazas que recibieron por el grupo delincuencial. Además las autoridades que cumplan su obligación de garantizar la seguridad y el libre tránsito a todos los ciudadanos y podamos vivir en la normalidad, circular por las carreteras sin el temor de ser víctimas de esos grupos criminales que mantienen como rehén a los guerrerenses. También se exigen garantías para el ejercicio de la libertad de expresión y el derecho a la información. Desde este espacio nos sumamos a la condena general de los colegas periodistas, por este tipo de agresiones que quedan en la impunidad, y los tres órdenes de gobierno no están ofreciendo ninguna garantía para libre ejercicio periodístico. No habrá castigo, porque no fue uno, dos o tres, fue todo un ejército de más de 100 hombres armados con todo tipo de fúsiles, por ende quedará en la impunidad como todos los hechos y un octavo periodista de la Tierra Caliente, fue agredido por la Policía Estatal cuando cubría la información precisamente en Palos Altos el mismo sábado 13 de mayo del 2017. Lo bueno de todo esto, para aplicarle una atmósfera de optimismo y conformismo, es que los siete colegas comunicadores de Chilpancingo y extranjeros no los privaron de la vida, nada más perdieron lo material que va y viene, ahora si aceptan o no las medidas cautelares, está probado y aquí en todo México, que son seguros blancos de ataque, ejemplos sobran. Por lo que podíamos presumir que ninguno de los periodistas, ni los propios extranjeros aceptarían, porque lamentablemente todo lo que viene del Estado, es ponerse en sus manos, más cuando se es su principal crítico. No pasará más allá del ofrecimiento de esclarecer y castigar a los responsables, a que cumpla el gobierno federal y estatal, simplemente habrá de quedar en una faramalla. La mañana de hoy el gobernador del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Héctor Antonio Astudillo Flores, se refirió al tema, más a la fuerza, que por preocupación y obligación, se escuchó en la radio como que estaba incómodo constando, muy sobrio, muy alejado de su responsabilidad como mandatario y no comprometió en nada su gobierno para garantizar la seguridad y el libre ejercicio de la libertad de expresión de cada uno de los periodistas. Esa es la triste realidad.…Incendio…La delincuencia está imparable, ahora fue en el puerto de Acapulco, en donde sufrió un aparatoso incendio, las autoridades atribuyen esa acción piro maniática al crimen organizado. Aunque no hay coordinación ni uniforman información entre el gobierno estatal y municipal, por ahora se sabe de parte de la  Coordinación General de Protección Civil y Bomberos del Municipio de Acapulco informa que a las 03:30 de la mañana del sábado se recibió una llamada para atender un incendio en la central de abastos, en la colonia vacacional, al lugar acude la unidad de Renacimiento y al llegar al lugar se percata que el incendio es de locales comerciales del mercado, por lo que procede a pedir a poyo a la central de Bomberos. El incendio afecto alrededor de 82 locales comerciales de un metro y medio estuvieron construidos de madera y láminas galvanizadas; el predio mide al menos 100 metros lineales por 10 metros de ancho, aunado a los locales semifijos asentados en la banqueta. Los comerciantes afectados ofrecían en sus locales frutas, verduras, masa, pescado, carnes, lácteos, incluso calzado, pero todo fue consumido por las llamas. Los locatarios informaron que las pérdidas en cada negocio ascienden de 5 mil hasta 40 mil pesos. Los vecinos que acuden a este centro de abasto están asentados en las colonias de la zona suburbana de la ciudad como Ciudad Renacimiento, Emiliano Zapata, Las Cruces, La Frontera, Nueva Revolución, La Venta y San Agustín.Testigos del incendio dijeron a la policía que hombres armados rociaron gasolina a los locales de la Central de Abasto y después les prendieron fuego. Apenas el viernes una comerciante de 55 años fue asesinada y tres hombres fueron heridos, entre ellos uno de los agresores, tal fue el saldo de un enfrentamiento entre dos grupos armados en la Central de Abasto. La delincuencia está imparable en Acapulco y ya está causando estragos entre la gente que trabaja honestamente.

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