domingo, 24 de septiembre de 2017

ARTÍCULO

La Paz de los Sepulcros
Apolinar Castrejón Marino
En el contexto de la revolución francesa, el célebre filósofo francés Voltaire dijo: “Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”, para expresar  el valor de la tolerancia, y el derecho a la Libertad de Expresión.
En el plano jurídico, la libertad de expresión es un Derecho Humano, protegido por el Derecho Internacional, en el Artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos que establece: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión…no ser molestado a causa de sus opiniones…recibir informaciones y opiniones, y difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
A pesar de esta reglamentación inequívoca, en México sucede todo lo
contrario, pues existen muchos tremas tabú de los cuales no se puede hablar públicamente, so pena de sufrir descalificaciones, censura y difamación.
Seguramente recordará usted el caso del periodista e intelectual Nicolás Alvarado, quien expresó su opinión de que a él no le gradaban las canciones de Juan Gabriel. Tal opinión fue expresada debido a que por la muerte de “Junga” las estaciones de radio y canales de televisión estaban saturadas de las canciones de tal compositor.
Los “fans” del cantante y compositor, se sintieron terriblemente ofendidos, y llamaron a la sociedad a aplicar la “Ley de Linch” a Nico, y “para pronto es tarde”, lo insultaron, lo descalificaron y lo humillaron a través de las redes tecnológicas.
Y aún más, las altas autoridades de la UNAM, lo destituyeron de su puesto como Director de TV UNAM que venía desempeñando gracias a su amplísima y sólida formación cultural, musical y lingüística.
Un caso más reciente es el de cierta jovencita veracruzana que fue victimada en el estado de Puebla en donde estudiaba. Debido al contexto en que dicho homicidio se realizó, y de los protagonistas en torno al caso, muchos ciudadanos sintieron insultada su inteligencia:
Una jovencita muy guapa, y con costumbres e ideas liberales; un depredador asesino, que estaba cazándola, y una empresa que sirvió de parapeto para encubrir al criminal. A otro perro con ese hueso.
La gente empezó a expresar sus apreciaciones de que las jóvenes tienen que cuidarse, y de que la inseguridad en nuestro país no está como para que a la chica se le amaneciera en la calle.
Y “para pronto es tarde”, a través de las redes tecnológicas, muchas féminas amontonadas en colectivos, tacharon de misóginos y machistas y “hijos de suchi” a todos los mexicanos.
Y presto se han dedicado a organizar marchas y protestas en las principales ciudades del país, y a invadir las pantallas de la televisión con imágenes de sus “movimientos” en favor de las mujeres, y en contra de las autoridades.
En esto último estamos de acuerdo: las autoridades deben procurar la seguridad de los ciudadanos. No basta con que enrique Peña u Osorio Chong salgan públicamente a “reprobar” cuanto asesinato se cometa en contra de la población. Los mexicanos ya no estamos para discursos. Su obligación es darnos seguridad.
Verbigracia, el Estado de Guerrero, en donde el actual gobernador Héctor Astudillo utilizó como lema de campaña la frase: “Orden y Paz para Guerrero”. Y ya estando en el poder, negó que haya ofrecido tal cosa.
Y luego, ante las evidencias en video, aceptó que lo había prometido, pero que no había dicho que lo iba a ser de inmediato.

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