miércoles, 17 de enero de 2018

ARTÍCULO

¡Como identificar un Pato! 
Apolinar Castrejón Marino
Seguramente usted ya tiene noticia de que la familia de José Antonio  Meade Kuri Breña es de ascendencia judía. Para los mexicanos esto carece de importancia, contrario a lo que pensaba de ellos Adolfo Hitler, quien aborrecía sus tradiciones religiosas, prácticas culturales, sociales y lingüísticas.
Pero sobre todo su dedicación a manejar grandes capitales para la especulación. Alemania llegó a tener con ellos una gran deuda que no podía pagar. Esa acumulación de dinero, oro y pagarés fue su perdición porque Hitler mandó asesinar nada más a seis millones de judíos, con la sana intención de quitarles sus pertenencias. Pero esa es otra historia.
Dionisio Alfredo Meade, es un abogado y economista, relacionado con las esferas del poder, y el pri, quien le ha conferido buenos puestos, siendo los más recientes, diputado federal en 1997, y 2000.
También fue subsecretario de Gobernación durante la Presidencia de Vicente Fox, y dirigió la comisión diocesana de orden y decoro, de las obras de transformación de la catedral metropolitana.
Pero lo más importante es que le permitió introducir a su hijo José Antonio por los senderos de la “política”. También son parientes de María Fernanda  Meade del Valle, integrante original del grupo musical “Pandora”, de lo cual nada malo podemos decir (por ahora).
Su madre es Lucía Kuri Breña Orvanos, pariente de Daniel Kuri Breña, uno de los fundadores del Partido Acción Nacional (PAN), en 1939. Vagamente nos recuerda a otro personaje que ostenta el mismo apellido, el empresario hotelero mexicano/libanés Jean Succar Kuri, quien alcanzó notoriedad por ser mencionado en el libro “Los demonios del edén” de la periodista Lydia Cacho.
Por cierto, en tal libro se mencionan los acuerdos con el empresario textilero poblano/judío, Kamel Nacif conocido como  “El Rey de la Mezclilla”, para regentear una amplia red de pederastia, lo cual fue publicado oportunamente por “La Jornada”.
Lorenzo Meade Kuribreña, hermano de José Antonio  es contador público egresado del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), fue titular de Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB), y luego formó parte del Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar). Así se completa el círculo del Clan Meade Kuribreña, que ahora le “está tirando a la grande”. “Gracias por participar”.
El desempeño profesional de José Antonio está a la vista de todos, aunque poco importa la percepción de los ciudadanos, pues la “fuente oficial” y sus apologistas, aprovechan la economía ficción imperante en México, para asegurar que ha sido muy bueno.
Todos insisten en que ha cursado altos estudios, con los mejores promedios, y en las mejores escuelas. Sin embargo, los ciudadanos vemos cosas que nos hacen dudar de tanta bondad.
Su expresión oral es realmente vulgar y corriente: el tono de su voz es inseguro, impreciso y monótono. Su mensaje es viejo, fragmentario y confuso, carente de recursos retóricos que atraigan y mantengan la atención.
Su apariencia es chamagosa y desgarbada: ropa “de mudo”, corriente y  más grande de su talla. Quizá trata de aparentar sencillez, pero solo consigue dar lástima.
La experiencia nos indica que en los estudios de posgrado, los individuos se mueven en un ambiente de competencia y rivalidad. Las maestrías tienen duración de solo dos años, pero son intensas, y ahí no hay el compañerismo, ni la solidaridad que caracteriza a los estudiantes de las licenciaturas.
Sin embargo, esa fuerte presión es productiva, porque obliga a los estudiantes a refinar su modo de expresión: tono imperativo, lenguaje connotativo, y manejo dialéctico de los argumentos propios. Nada de esto encontramos en el discurso de Meade.
Cuando trata de convencer “al respetable” de que la situación es muy buena, únicamente menciona datos y cifras que ha manejado en sus puestos anteriores. Pero son testimonios “oficiales”, los cuales son desmentidos frontalmente por la pobreza, falta de empleo, y delincuencia, imperante en el país.
Si de verdad fuese un personaje honesto y preparado, esperaríamos que nos hablara con la verdad acerca de la corrupción: quien protege a los grandes defraudadores, quien guarda los secretos de las desviaciones de dinero, y quien dicta la “línea” para la formulación de leyes  proteccionistas para la clase política.
Pero como tiene la lengua muy larga, le agrada más enfrascarse en “pleitos de comadres“, y excesos como la adjetivación de los “ninis” utilizándolos como ejemplo de “lo piorcito”. Esto es gran novedad, porque las secretarías competentes habían negado su existencia ¿Cómo ve?

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