viernes, 16 de febrero de 2018

NOTA

Recula el Gobierno de Astudillo:
sin vínculos con el crimen curas
Ezequiel Flores Contreras.--El vocero del gobierno estatal, Roberto Álvarez Heredia, informó que los sacerdotes asesinados la madrugada del lunes 5 en Taxco, no tienen nexos con el narco y que fueron acribillados debido a un conflicto generado por terceras personas en una fiesta popular realizada en el poblado de Juliantla.
La nueva postura del gobierno de Héctor Astudillo Flores contrasta con la versión inicial emitida por el fiscal estatal, Xavier Ignacio Olea Peláez, quien afirmó que las
víctimas asistieron a una narcofiesta, donde se congregaron delincuentes de tres entidades y que uno de los sacerdotes fue ubicado como miembro de un grupo delictivo antagónico.
Previo al anuncio que exonera a los sacerdotes asesinados, sin especificar el móvil del crimen, el gobernador Astudillo sostuvo un encuentro privado en la residencia oficial Casa Guerrero con el arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González, y el obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza.
De este encuentro, el gobierno estatal y la Iglesia católica no emitieron información oficial y sólo fueron difundidas varias fotografías en las redes sociales del mandatario.
Posteriormente, Álvarez Heredia dio lectura a un comunicado oficial en la sede de la Fiscalía General Estatal (FGE), donde destacó la ausencia del titular de la dependencia, y dijo:
“Después de profundizar sobre la investigación y diversas pruebas desahogadas, se ha determinado que los sacerdotes Germaín Muñiz García e Iván Añorve Jaimes, y se reitera, que no pertenecen a ningún grupo de la delincuencia organizada”.
Además, el funcionario administrativo que sustituyó a las autoridades ministeriales señaló: “Se ha podido determinar que durante la celebración del baile de mérito en Juliantla, que amenizó el grupo Bronco, existió un incidente con un asistente al baile que se encontraba en estado inconveniente. Este incidente no fue ocasionado por los sacerdotes o sus acompañantes”.
También, sostuvo que “de igual forma se establece que aconteció una fricción entre algunos vehículos al momento de la salida del baile, dentro de los cuales se encontraba el vehículo donde viajaban los sacerdotes y sus cuatro acompañantes, el cual se dio alrededor de las 3:30 de la mañana”.
Posteriormente, “un vehículo dio alcance a la camioneta en la que viajaban los dos sacerdotes y sus acompañantes, sobre la carretera Taxco-Tehuilotepec, y a la altura del punto donde se encuentra ubicada una estación de gas”.
Álvarez Heredia aseguró que los peritajes y testimonios determinaron que los sujetos armados dispararon contra la unidad de los presbiterios “sobre la misma trayectoria del vehículo agresor mientras hacía el rebase”.
No obstante, el funcionario estatal no especificó el móvil del crimen y se limitó a decir que siguen investigando las causas para identificar a los agresores y que para ello, “en estos momentos se siguen diversas líneas de investigación, asumiendo como prioritarias las señaladas en los puntos anteriores”, indicó.
RÍSPIDA, LA RELACIÓN ASTUDILLO-IGLESIA
La reunión entre el mandatario estatal y los jerarcas católicos se realizó luego de que el obispo Salvador Rangel Mendoza acusó públicamente al gobierno de Astudillo de pretender difamar y criminalizar a las víctimas de la violencia, así como minimizar el grave problema de inseguridad que se vive en la entidad para justificar la inoperancia gubernamental.
El prelado dijo en días pasados que, en su momento, el vocero de seguridad, Roberto Álvarez Heredia, y el fiscal estatal, Olea Peláez, criminalizaron a las ocho víctimas de Chilapa, entre ellas la familia de una monja que administraba el colegio privado Morelos en Chilapa, y después vincularon con el narco al sacerdote de Mezcala, Germaín Muñiz, quien fue asesinado junto al presbítero Iván Añorve.
En respuesta, el gobernador Astudillo le exigió a Rangel Mendoza que se abstuviera de criticar a funcionarios de su gobierno durante una llamada telefónica que fue calificada como “ríspida” por el obispo católico.
Finalmente, funcionarios de la Secretaría de Gobernación federal intervinieron para tratar de distender la confrontación entre el gobierno de Astudillo y la jerarquía católica en Guerrero, reveló el mismo Rangel Mendoza y se pactó una tregua que se tradujo en el encuentro de este día donde estuvo ausente el secretario de Gobierno, Florencio Salazar Adame.(proceso.com.mx).

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